Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ V: Eʟ ᴍɪɴɪsᴛᴇʀɪᴏ

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Tras salir del banco, ambos azabaches caminaban de regreso al pub del caldero chorreante. Algunas personas se le quedaban viendo a la oji esmeralda, algunos cautivados por su belleza y otros murmurando por su presencia.

–¿Quien era esa señora de antes?– pregunto el niño mientras iba tomado de la mano de quién era ahora su madre.

Aunque lo era, el no creía que sería correcto decirle por ese nombre aún, puesto que no llevaba ni una hora siéndolo. La azabache también tenía el mismo pensamiento, aunque le gustaría que se lo dijera, sabía que no podía.

–Esa Harry, era mí prima Narcissa. Es hija del hermano de mí padre– dijo la azabache suavemente al niño quien asintió de acuerdo a la explicación. Ambos llegaron de nuevo al pub, la azabache saludo a Tom nuevamente con su mano.

–¿Terminaste lo que ibas hacer, Alya?– pregunto el hombre con una sonrisa viendo a los dos individuos de ojos verdes notando rápidamente el cambio del niño más semejante al de la mujer – adopción de sangre ¿No es así?– sonó más como una afirmación que pregunta. La azabache le guiño un ojo.

– que sea nuestro secreto, Tom. Si nos disculpas debo usar tu red Flu directo al ministerio– el hombre soltó una pequeña risa para abrazar a la mujer por un momento, ella no dudo en responder.

–Felicidades, Alya. Entre tus tantas borracheras que tuve que cuidar se te escapó que querías ser madre alguna vez. Al parecer lo lograste— el hombre tuvo que esquivar un golpe juguetón que iba a su hombro mientras reía – Estás en buenas manos jovencito. No hemos tenido tiempo de presentarnos, una descortés dama no nos ha presentado correcta– dijo el hombre sonriendole al niño mientras la black soltaba un "¡¡Tom!!" En reproche algo sonrojada por las burlas del mayor.

El niño río un poco ante las interacciones de los adultos – me llamo Harry Potter, señor ¿Cuál es su nombre?– tras decir esas palabras todos en el bar se callaron de repente, la inocencia del niño pudo más que cualquier cosa y por la cabeza de la azabache paso una sola palabra "Mierda".

El viejo cantinero abrió los ojos en grande viendo a la azabache y luego al niño, así repetidas veces, las personas que actualmente estaban en el bar solo miraban muy sorprendidos.

—¿Ha... Ha... Harry Potter? Alya. ¿Adoptaste a Harry Potter?– dijo el viejo Tom entre sorprendido y confundido – así es Tom, Harry Potter ahora es mí hijo. Lily y James me confiaron ser su madrina mucho antes de su muerte– todos estaban más que soprendidos por las palabras de la mujer, pues nunca se supo quien había sido la madrina del niño. Todo se manejo muy en secreto después de esa noche.

En una parte del pub muy escondida, una bruja joven tenía una sonrisa muy ancha, como si hubiera acabado de conseguir una gran fortuna frente a sus ojos. La bruja anoto en una libreta rápidamente y salió del lugar sin ser vista, o eso creía. La azabache vio de reojo esa acción prometiendo que después de su visita al ministro iba a darle una visita a otra bruja.

–Lo siento Tom, pero mí Hijo y yo debemos hacer algo. Prometo venir mañana y contarte todo– el hombre asintió ante las palabras de la mujer. El niño ante aquellas palabras se le aguaron un poco los ojos y el agarre que tenía con la mujer se hizo más fuerte, está al sentirlo se giró a verlo y le sonrió de forma amorosa –Vamos Harry, debemos terminar esto antes de ir a casa–

El niño asintió para después seguirle el paso a su madre quien caminaba directo a una chimenea grande, el niño se asustó al ver que ella entraba a esta y se paraba justo en el lugar, ella tomo unos polvos de una vasija y vio al niño.

–No tengas miedo Harry, para ir al ministerio debemos ir por red Flu, entra y ponte a mí lado– el niño asintió Aún temeroso y se paró al lado de la mujer quien al ver que estaba listo soltó los polvos –¡¡ministerio de magia!!– dijo claramente la mujer para después ambos ser rodeados por unas llamas verdes y desaparecer. La gente del bar seguía en silencio, viendo a los dos individuos desaparecer. Se quedaron así por un largo tiempo –Bueno ¿Quien quiere un whisky de fuego?– dijo el viejo Tom para que todos en el bar alzaran una mano sin dejar de ver la chimenea por dónde salieron ambos azabaches – esa mujer siempre me trae fortuna– dijo alegre el viejo cantinero para después ir a cumplir la orden.

Lᴇɪᴅʏ Bʟᴀᴄᴋ, Lᴀ Rᴇɪɴᴀ Dᴇ Sʟʏᴛʜᴇʀɪɴ Where stories live. Discover now