-Bueno, empezando porque no me gusta y eres tú el que me odias cuando estoy con él.
Realmente me sentía de ese modo; cada vez que llegaba Chase y estaba con ella, ella se veía más feliz y yo era el villano del cuento.
Y si ella al menos conociera un poquito de mi vida, no pensaría eso de mí. Pero no tengo que darles explicaciones a nadie porque yo ya estaba condenado de por vida.
-Eso no es cierto.
-Sí lo es.-Sonrió.
-¿Quién eres ahora?-Le sonreí de vuelta, cambiando de tema.
-Oh, por dios.-Se tapó el rostro con las dos manos-. No me digas.
Yo la apreté más hacia mí.
-No sé nada.-Me encogí de hombros-. Sólo sé que de día eres Chloe y de noche Megan.
-Idiota.-Me golpeó el brazo en tono juguetón. Yo reí.
-Cuando regrese-la miré fijamente-, si no me sigues odiando, vamos a comprar tu TV.
-No es necesario. ¿Cuando regresamos?
-Sí lo es. No te preocupes, en dos días estamos de vuelta.
Ella asintió y nos quedamos un buen rato en silencio, mirándonos a los ojos fijamente.
Sentía una extraña electricidad cada vez que me ocurría algo con respecto a ella. Era extraño.
-Vamos a peinarte-le dije, apartando esos desagradables pensamientos de mi cabeza.
-¿Qué?
-Ven.-La tomé de la mano y la senté en la butaca frente al espejo.
-¿Tienes alguna crema o algo para desenredarlo?-pregunté.
Debo confesar que aprendí a peinar gracias a mi hermana mayor Kiara; cuando era pequeño me obligaba a que la peinase debido a que mi madre siempre le regañaba por andar como loca. Pero como ella no le gustaba, me obligaba a mí a hacerlo, de lo contrario, me acosaba con mi madre de que me comía los dulces a escondidas.
Ya después de un tiempo, se volvió un hábito hasta tal punto que me gustaba peinar. Tanto, que después era yo el que amenazaba a Kiara para que se dejara peinar, o sino la acusaba con mamá que se escapaba por la ventana para irse a ver con el que en ese tiempo, era su novio.
Pero eso no me hacia diferente en nada, simplemente me gustaba peinar y ya. Y estoy seguro que cualquier chica estuviese feliz que su chico supiera peinar así de bien.
-Sí.-Me pasó la crema y yo me unté un poco en la palma de mi mano, luego la regué en mi otra mano y la aplique en las puntas de su cabello.
Luego tomé el peine y comencé a cepillar su cabello.
-Esto. Es. Vida.-dijo, cerrando los ojos.
Le di un par de cepilladas más y acabé.
-Listo.
-¿Qué?-preguntó incrédula-¿Tan rápido?
La ayudé a que se levantara de la butaca y la volví a tomar de la cintura.
-Lo siento-solté.
-¿Por qué te disculpas?-preguntó-. Si es porque me peinaste muy rápido, no te preocupes. Habrán miles de veces en las que podrás peinarme. Al fin y al cabo yo ni me peino.
Reí sin ganas. Era increíble que se le ocurrieran esas tonterías tan rápido como flash.
-Siento haberte golpeado.-La miré fijamente y tomé su rostro con mis manos-. Yo no soy así. No sé que me pasó.
YOU ARE READING
GROSERO ©
RomanceEsto no es una historia normal. No hay tristeza, felicidad, risas, llantos como tal. Aquí hay más que esto. A veces la vida es tan seria que las personas están acostumbrado a ver, leer todo aquello que se asemeje a lo que está estipulado en el mun...
Capítulo 26
Start from the beginning