𝐬𝐞𝐢𝐬.

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Dos días después de aquel incidente, Jay decidió que lo más prudente sería quedarse encerrado en casa, pues en este tiempo su celo era más fuerte. No importaba cuántos supresores se tomara o cuánto perfume rociara en su cuerpo, los efectos de su calor se notarían igual.

Llamó a Jungwon y lo puso al tanto de la situación, obviamente sin contar lo de HeeSeung, dejando todo en manos de este y Jake.

De igual forma, su madre llamó a su profesor principal, quién no tuvo problemas con eso pues Jay era uno de sus estudiantes estrella.

Esos días fueron muy largos para él.

Su hermano era quién le llevaba la comida, pues las punzadas en su abdomen y los golpes de calor incontrolables lo tenían débil.

Además, tuvo que hacer uso de su consolador para calmar sus deseos de reproducirse. Este junto con la clásica masturbación era lo único que podía realmente darle algo de alivio.

Ahora, en su cuarto día, ya sentía listo para ir a la escuela de nuevo.

Sin embargo, tenía un leve resentimiento contra su estúpido lobo. Este se había aprovechado de la situación para tomar control sobre su parte humana, haciéndole perder la cabeza ante la excitación del ciclo para gemir el nombre de cierto alfa cuando se corría sobre sus sábanas.

Y eso no era lo peor.

Sino que también olfateaba la ropa del mayor, el cuál desprendía un olor varonil olor que lograba excitarlo más. Recordar el caliente toque de sus manos sobre su cuerpo lo hacía gemir de placer.

De solo recordarse a sí mismo haciendo eso, le daban ganas de golpearse la cabeza contra la pared por la vergüenza e impotencia de haber sucumbido ante su celo de esa forma.

Todo por culpa de su parte lobuna, quién había quedado demasiado encantada con las sucias, pero placenteras, caricias del alfa.

Terminó de arreglarse para la escuela y se tomó un par de supresores más el abundante rociado de perfume de menta antes de bajar a desayunar. Como medida de prevención tomó una caja de supresores, asegurándose de que esta vez sí estuviera llena.

Desayuno rápidamente junto con su madre y hermano. Luego tomó su mochila y salió despidiéndose de ambos.

A medida que caminaba hacia la escuela, un sentimiento de ansiedad se apoderaba de su pecho al recordar que ahora Lee sabía que era un omega. Y peor aún. Se había enfrascado en la idea de cortejarlo.

Él no quería eso.

Él solo quería seguir con su vida "normal", tal como lo había hecho hasta ahora sin tener riesgos de ser descubierto por alguien más.

Pero los recuerdos de lo que había hecho con el azabache lo volvían a invadir y le recordaban que las cosas ya no eran así. Solo le rezaba a Dios por no encontrarse con HeeSeung en todo el día de ser necesario, pues realmente no estaba de ánimos para enfrentarse a lo que eso conllevaría.

Finalmente llegó al centro escolar y entró, saludando como siempre a algunos alegres estudiantes que le deseaban los buenos días.

──Buenos días, presidente Park.

Su cuerpo se estremeció al reconocer claramente al grave tono de voz a sus espaldas. Si había un dios allá arriba, definitivamente debía odiarlo.

Volteó su rostro medianamente y lo miró sobre su hombro.

──Buenos días, Lee HeeSeung ──dijo para seguir caminando, tratando de mostrarse lo menos afectado posible por la presencia del otro.

──Creo que ya te había dicho que me dijeras solo HeeSeung. ──caminó detrás de él.

❝¡El presidente del consejo estudiantil es un omega!❞Where stories live. Discover now