¿Alguna vez te haz topado con alguien que entienda todo tu sufrimiento?
Alguien que entiende tus penas y tus peores momentos , que los sana y los convierte en tu motor para seguir.
Ella definitivamente era eso para mí.
Ojalá hubiera sabido eso an...
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Año 845, Distrito de Shiganshina Unas horas antes de la caída del muro María.
—No necesito que me des más dinero, tenemos lo suficiente para sobrevivir.
—Yo no quiero que solo sobrevivas, quiero que tengas una vida cómoda y con solo una hogaza de pan y un par de embutidos no es suficiente para los dos y menos para una semana- el me miró con lástima en sus ojos, claramente sabía que tenía razón.
Tras nuestra última expedición que resultó ser la más exitosa en 20 años, el consejo termino encantado con la ruta que se había forjado y de esa manera aprobaron la construcción de la nueva cede fuera de las murallas. Se había programado para después del invierno y ahora nos encontrábamos aquí a punto de partir. Era uno de los proyectos más grandes y por lo tanto más costosos en cuanto a suministros se refería pues llevábamos con nosotros toneladas de materiales de construcción y se había dictaminado que duraría al menos cuatro días siendo así nuestra misión más larga en años.
—Lamento no tener nada que ofrecerte antes de tu viaje pequeña— tome su mano sobre la mesa para consolarlo, el se veía más afligido que la última vez que lo visite.
—Sabes que no es necesario que me des nada abuelo. Con el té es suficiente— le dedique una sonrisa— por cierto mi madre ya ha preparado todo para su mudanza pero ella me cuenta que lo haz retrasado.
-No es eso, más bien es por el chico, aún no le he dicho. Sabes que siempre ha sido un poco retraído y con lo de sus padres se volvió peor pero ahora tiene buenos amigos y sentiría horrible que volviera a empezar de cero.
—Te entiendo pero podrá visitarlos cuando quiera, el está en pleno crecimiento y aquí la situación para ti ya no es sustentable así que lo mejor será apresurar esto.
Unos pasitos se escuchaban en la planta de arriba de aquella pequeña choza, comenzaron a bajar la escalera y un pequeño niño hacia su aparición mientras se restregaba los ojos con cansancio.
—Hace mucho que no te veo pero mira como haz crecido, ya casi eres un adolescente.
El camino hasta mi lugar y se abalanzo dándome un caluroso abrazo.
—Te extrañe mucho _________, tengo que contarte todo sobre mis amigos.
—Me encantaría escuchar cada detalle pero ya me tengo que ir. ¿Te parece si me envías una carta?—el asintió con desgane—Traje algo para ti, ya me dijo el abuelo que haz estado husmeando entre sus cosas.
El pequeño se ruborizó, me levanté para sacar del bolso que traía conmigo un libro y se lo entregue a lo que el comenzó a hojearlo.
