42. TELÉFONO

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El teléfono me termina despertando, hay alguien que me llama insistentemente

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El teléfono me termina despertando, hay alguien que me llama insistentemente. Miro la hora, son apenas las 7 am.

¡Dios ni porque estoy de vacaciones dejan a uno dormir!

Por ultimo detengo mi vista en la rubia que me roba el aliento, parece un ángel. Antes de salirme de la cama para tomar la llamada le doy un delicado beso en los labios y otro en la panza. Los bebés anoche no pararon de moverse después del maratón de sexo.

–¿Papá?— pregunto extrañado al ver que es él, el que llama con tanta insistencia.

—Marco Asensio Willensen, juro por tu madre que era una santa que estoy al borde del colapso nervioso. — Grita, y mi padre es el hombre más pacífico que he conocido.—  En tus 25 años nunca te he dado una zurra, pero juro que después de hoy ganas no me faltan.

—Pero papá, ¿que hice yo?

—La chica esta que fue tu novia, se apareció a las seis de la mañana en casa y se subió al tejado y dice que si tu no vienes se va a tirar.

—Pero que mierda, ¿estás hablando de Patricia?

—Esa chica no tiene ni un alpiste como cerebro, Dios que no salimos de ella. — No es que le desee la muerte, pero es que se está volviendo algo pesadita, con que se mude al otro lado del mundo soy feliz.

—Vale papá voy para allá.

—¿Hay hijo disculpa y que tal Eva y los bebés?

—Bien papá, Eva duerme, así que no hayo necesario despertarla por esto.

—Haces bien hijo, ahora mueve tu culo aquí antes de que pierda los estribos.

—Ya salgo Don Gilberto.

Voy al baño por una ducha rápida, pero antes le pido al portero que compre una rosa y me la suba, en el puerto a esta hora ya hay vendedores ambulantes. En lo que me baño pienso en Patricia, la verdad es que tiene que haber perdido la cabeza porque en Madrid se lo dejé más que claro todo. Cuando salgo del baño envuelto en la toalla, veo a Eva sobre la cama acurrucada, me dan muchas ganas de volver a meterme allí con ella, despertarla para tener sexo matutino, pero por más que quiera tiene que descansar.

Tomo del closet vestidor, una playera y tenis blancos con unos pantalones cortos vaqueros. Estaba terminando de peinarme cuando el timbre de la puerta de servicio sonó.

—Buenos días señor Asensio.

—Buenos días Julio, cuantas veces le he dicho que me llame Marco.

—Señor simplemente es mejor así.

—Muy bien como guste.

—Aquí tiene su encargo señor una rosa vermella, espero que a su dona le guste.

—Yo también.

Por ultimo antes de salir le dejé una nota sobre mi almohada y le di un beso. En 35 minutos debía llegar a Villa María según el tráfico de estas horas. Solo esperaba que lo de Patricia se solucionara rápido para poder alcanzar a Eva en casa de su familia.

CURVAS EN EL JUEGO// Marco AsensioWhere stories live. Discover now