Capítulo 4-II

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De vuelta a donde todo había empezado, estaban jugando el último duelo del torneo, que estaba a nada de concluir, con el resultado que todos esperaban.

-¡Y Granada es el ganador, 3-0!

-Qué lástima, GGs -Exclamó con prepotencia, mientras giraba su sombrero sobre el índice izquierdo, satisfecho con su vida.

El organizador se acercaba con varios billetes en sus manos, para entregarle el premio correspondiente a los tres primeros lugares, y cuando estaba a punto de colocar el fajo en las manos del ganador, un grito irrumpió cuál relámpago, rompiendo el aire a su alrededor.

-¡Gabriel! -Exclamó Lupe, parada firme en medio de una multitud expectante.

-¡AHHH! -Lanzó Granada un grito de pavor, dejando caer su dinero al suelo, lo que causó risillas sutiles entre el público- ¡¿Q-qué?! ¡¿Ustedes de nuevo?! ¡En verdad que la mala hierba nunca muere! -Dijo exasperado.

-Lo mismo diría yo, viendo que ganaste el torneo -Replicó Ale, haciendo retroceder al campeón.

-¡Vine a hablar contigo, Gabriel! -Vocifero la morena muchacha, sin desviar su vista de él.

-Primero: aquí no soy Gabriel, sino Granada, y segundo, creo que te dejé bien en claro que no tenemos nada que hablar.

-¡De hecho, sí, sí tenemos! -Extendió su mano hacia el frente, y lo señalo, luego, lo siguiente lo dijo con todo el aire que tenía en sus pulmones- ¡Te reto a un duelo! ¡aquí y ahora!

Un silencio prolongado más tarde, Granada comenzó a reír con una emoción combinada entre confianza y confusión.

-¿Lo dices en serio? Esto debe ser un chiste, Guadalupe. A ver ¿Dónde está la cámara escondida?

-¡No es ningún chiste! ¡Vine a retarte! -Aseguró con el ceño fruncido.

-Pues llegas tarde, Espinoza. Por si no lo has notado, este torneo ya acabó -Afirmó triunfante, mientras se hacía viento con su dinero.

-En ese caso, no sé por qué te negarías, si no tienes nada que perder.

-Tampoco nada que ganar. Sería una pérdida de tiempo vencer a alguien que apenas empezó a jugar ayer.

-En ese caso ¿qué tal si subimos la apuesta? -Dijo Lupe, mientras sacaba un billete de cinco mil colones.

-Vaya, me tientas, Espinoza, pero mi moral no me lo permitiría, sería igual que robarle una paleta a un bebé; Un molesto, metiche y mal peinado bebé gritón -Contestó con injuria.

-Hmmm, no sé, Gabriel-.

-Granada -Le corrigió.

-Virgen, ajá -Dijo con prepotencia y orgullo por sí misma. Esto fue un golpe crítico al orgullo del jugador- Estás dando un pichazo de excusas para no jugar, "que ya se terminó el torneo esto", "que sería muy fácil aquello", y no sé, si yo pudiera ganar cinco rojos tan fácilmente, no me negaría. ¿Acaso será que me tienes miedo? ¿Miedo de perder contra una chica que apenas empezó a jugar ayer? ¿Qué no eras uno de los mejores? ¿Estabas inventando todo eso para impresionarnos...virgen?

Esta fue la gota que derramó el vaso para Granada.

-¿Sabes qué? -Mencionó, rojo de la ira- He tenido un día bastante decepcionante y cansado; Aplastarte en frente de una audiencia en vivo suena bastante terapéutico justo ahora ¡Trato hecho! -Accedió, extendiendo el brazo para dar un apretón de manos.

-¡Está bien! -Le contestó Lupe con el ceño fruncido.

Granada presentó un billete de cinco mil, se lo dio al organizador, que sería el que se encargaría de mantener seguras las apuestas, Lupe hizo lo mismo. Estaban sentados frente al televisor, listos para jugar, excepto que...

Amor entre perdedoresKde žijí příběhy. Začni objevovat