31. Golpe de realidad

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Desperté con un respingo.

Me erguí sobre el sillón de la sala de estar, donde había estado inconsciente por lo que pudieron ser minutos u horas. Supe que no había pasado tanto tiempo porque el sol no había cambiado mucho de posición desde la última vez que lo vi aquella mañana.

Ryan estaba dormido (o inconsciente) en el sillón a un lado del mío. Michael estaba sentado en el sillón individual, frotando sus manos sobre sus sienes. Hasta ese momento sentí el dolor de cabeza que probablemente él estaba sintiendo.

—¿Qué sucedió? —pregunté con la voz ronca—. ¿Dónde están los demás?

Michael me miró. No pude descifrar su mirada. Había tantas emociones en ella que una punzada de preocupación presionó contra mi pecho.

—Cami...

No fue necesario que dijera más. La ola de memorias recién recuperadas golpeó con fuerza, aumentando mi dolor de cabeza.

Ya no solo eran momentos. Recordé por completo la fiesta, no solo la escena con Ryan o el momento de Alison con Anthony. Recordé lo que sucedió después de la fiesta, cuando Ryan y yo prometimos intentarlo, prometimos ser una pareja. Recordé por completo la guardia de Anthony, donde yo le confiaba mis miedos y él me traicionaba a la siguiente mañana.

Recordé los días siguientes al suceso con las arañas, cuando el clima del bosque se volvió loco. Había sismos diarios en el bosque, incendios forestales que parecían salir de la nada y el agua del río subió tanto que llegó a ser un par de metros más ancho de lo que había sido antes de mi incidente. Cuando íbamos a dormir los árboles estaban ordenados de cierta manera y cuando despertábamos parecía que alguien había remodelado el bosque al mover los árboles de sus lugares, cada día era un nuevo laberinto de troncos y hojas, cada vez más denso que en el anterior.

La naturaleza estaba en constante cambio por mí. Nadie podía lograr estabilizarme, incluyéndome. Estaba siendo impredecible y mis poderes también.

Todo porque a Anthony le pareció divertido jugar con mi fobia. Le pareció el plan perfecto para deshacerse de mí. Él quería ser el líder de los Anormales y me necesitaba fuera de su camino. ¿De verdad había podido llegar a tal límite solo para deshacerse de la competencia?

La ira comenzó a burbujear en mi pecho. Anthony había prometido nunca traicionarme y apenas horas después rompió la promesa con la facilidad que alguien arrancaba un pétalo de una flor. Ni siquiera se había visto arrepentido después, cuando salí del contenedor. Y en ningún momento de mis memorias recuperadas él se había disculpado conmigo, aunque solo recordaba una semana después del suceso. Anthony no sintió remordimiento por lo que hizo, por haber jugado tan sucio que sus manos estaban permanentemente manchadas.

Escuché pasos bajar por las escaleras. Reconocería esos pasos apresurados donde fuera, incluso aunque odiara a su dueño.

Anthony se detuvo justo antes de bajar el último escalón. Nuestras miradas se encontraron y ambos nos quedamos en silencio por largos segundos. Me mantuve inmóvil, hasta que lentamente comencé a ponerme de pie. Escuché la voz de Michael diciendo mi nombre en advertencia, aunque no sabía si la advertencia era para mí o para Anthony. Quizá para ambos. De cualquier manera, no escuché. Avancé hasta llegar frente a Anthony, un par de pasos de distancia entre nosotros.

Anthony bajó el último escalón, con el titubeo de un animal inseguro que no sabía si confiar en la persona frente a él.

—White... —murmuró.

Dejó el resto de las palabras en el aire. Como si eso aclarara todo. Como si fuera suficiente. Como si mi nombre hubiera funcionado como explicación, disculpa y reconciliación al mismo tiempo.

Anormal | 1Where stories live. Discover now