7. La disculpa de Ry-Ry

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Fue difícil llegar a un acuerdo de lo más sencillo: con qué parte de la cabaña comenzaríamos. Michael insistía que lo más importante eran las habitaciones, mientras Frederick quería reparar el baño Yo, claramente, no podía tomar bandos con esas dos opiniones ya que ambos chicos eran mis amigos, así que propuse que primero arreglásemos la cocina y el chico sin nombre me apoyó. Anthony adoraba llevarme la contraria, por lo que dijo que el exterior tenía prioridad y Ryan lo secundó. Brandon se mantuvo en silencio.

El sótano era lo único que no estaba hecho un desastre. Todos los materiales relucían ante la espera de nuestra decisión.

El sótano era la parte más grande de la cabaña, no era muy buena para medir distancias, pero era lo bastante amplio para que tres aulas de clases fueran instaladas sin problemas. Más que un sótano, era un túnel con las paredes recubiertas de acero inoxidable y con luces automáticas que se activaban con movimiento. Habían cajas de múltiples tamaños amontonadas a los lados para dejar un corredor lo suficientemente ancho para que los siete estuviéramos de pie sin estorbar el espacio vital del otro. El techo no era tan alto, así que ver tantas cajas daba una ligera sensación de claustrofobia y hacía lucir al túnel más profundo de lo que era en realidad, pero nada a lo que no nos pudiéramos acostumbrar.

—Michael tiene razón —habló finalmente Brandon, interrumpiendo nuestros gritos. Aún no me acostumbraba a la gravedad de su voz. —Anthony y Camila provienen de familias con dinero, no están acostumbrados a algo menor que una mansión. Se volverán locos al intentar dormir en habitaciones en tan mal estado. Por la paz mental de todos, las habitaciones irán primero, después nos dividiremos para hacer los baños y la cocina. Una vez arreglado el interior, el exterior no será tan difícil. A fin de cuentas, la estructura ya está hecha, solo hay que reforzarla y hacerla bonita.

El sótano se llenó de silencio. Brandon tenía razón en cada palabra que pronunció. Tuve que tragarme el orgullo para asentir con la cabeza, estando de acuerdo con él.

—¿Cómo sabes sobre mi familia? —cuestioné con algo de desconfianza.

—No lo sabía. Haces los mismos gestos y te quejas de las mismas cosas que Anthony. Conozco a la familia de Anthony desde hace tiempo. Ustedes son más parecidos de lo que creen.

Coloqué una mano en mi pecho, ofendida por la comparación. Abrí la boca con asco, mirando a Anthony, y ahí me di cuenta de que reaccionamos de la misma manera. Argh.

Las carcajadas de Frederick retumbaron detrás de mí. Le lancé una mirada fría para silenciarlo, pero él me ignoró limpiamente. Ya estaba tan acostumbrado a mis actitudes que le era fácil pasarlas de largo.

—Las habitaciones —retomó Michael una vez que Frederick se calmó. —Son pequeñas, no podemos estar todos al mismo tiempo en una sola y tampoco hay suficientes herramientas para todos. Tomemos turnos para reparar cada cual su habitación.

Otra decisión por tomar.

—Podemos hacer un "piedra, papel o tij-

—Brandon y yo haremos la nuestra primero —me interrumpió Anthony—. Somos hombres, trabajamos rápido con las herramientas.

Rechiné mis dientes para evitar otra pelea con Anthony. Lo que no pude evitar fue que comenzara a salir humo de la manga de su chaqueta. Nadie pareció notarlo hasta que Ryan reaccionó y le dio algunas palmadas para apagar la ligera llama que se estaba creando.

Bah. Le quitó toda la diversión.

Salimos del sótano, quedando que Ryan, Michael y Sin Nombre serían los siguientes en reparar su habitación. Frederick y yo aceptamos ser los últimos porque, aunque le dolía a mi orgullo, yo no sabía ni clavar un tornillo (¿los tornillos se clavan?), así que él se tomaría el tiempo de enseñarme lo básico.

Anormal | 1Where stories live. Discover now