13. Problema con el fuego

36 10 7
                                    


Andrew nos entregó un uniforme negro después de explicar lo que haríamos en la misión, lo cual básicamente se resumía en que iríamos a un lugar súper secreto para robar una USB que contenía información clasificada sobre un tipo de dispositivo que podía arruinar a la humanidad como la conocíamos o algo así. La emoción que sentía en ese momento nublaba mi capacidad de concentración.

La misión la llevaríamos a cabo esa misma noche, por lo que nos preparamos tanto como pudimos. No utilizábamos armas, la AAD estaba altamente en contra del uso de armas de fuego ya que nosotros mismos éramos una eficiente arma de fuego. Nuestra preparación consistía en entrenar y llevar material básico, como sogas y linternas.

Se suponía que el uniforme que nos dio Andrew nos protegería del frío a pesar de ser de una tela delgada y elástica. Era de una sola pieza, tan sencillo que lucía mal en cualquier persona que lo utilizara. Al no tener estampados y ser una tela que se veía más como plástico que como tela, parecía que nos habíamos puesto una ajustada bolsa de basura encima. Andrew había dicho que ese vestuario era provisional, mientras nosotros confeccionábamos algo nuevo.

Junto con los uniformes venían carpetas con varias hojas de nuestras habilidades y logros. Extrañamente, cada una de las palabras escritas había sido escondida detrás de una gruesa línea negra que impedía leer lo que decían. Lo único visible era nuestro nombre y una fotografía con nuestros rostros sonrientes (a excepción, claro, de Brandon, quien parecía que nunca sonreía).

"Camila White", "Michael Stewart", "Frederick Monroe", "Ryan Foster", "Eagle Pierce", "Brandon Fisher", "Anthony West"...

—¿Alguien notó que la carpeta de Chispas solo tiene dos hojas? —comenté casualmente. —Es curioso porque la del resto de nosotros tienen al menos cinco. Sin contar a Ryan, claro.

Escuché que Anthony bufó desde su posición, detrás de unas cajas de cartón.

—Es tierno cómo te interesas tanto en mi vida, Alien —respondió él, asomando su cabeza solo para que yo viera su sonrisa arrogante. —Admite que te gusto y por eso me odias tanto.

Rodé los ojos y seguí buscando un cinturón de herramientas. Hablé desinteresadamente, como quien fingía escuchar a un niño que balbuceaba:

—Te odio porque soy azul por tu culpa. —Señalé mi rostro. —Nunca podría sentir algo por alguien como tú, Chispitas.

Al menos, no de nuevo, ja. Derek, mi ex, había sido peor que Anthony, pero había aprendido esa lección.

—Estaremos en el Equipo Élite por muchos años, Alien, nunca digas nunca —canturreó.

Abandoné momentáneamente mi búsqueda y me crucé de brazos hacia Anthony.

—Soy demasiado para ti —presumí con una sonrisa—. Soy bonita, inteligente y sé patear traseros. Tú eres idiota, misógino y feo. Puedo decir con certeza que nunca es nunca. —Suspiré como si fuera una lástima. —Si alguien tiene que cuidar sus sentimientos eres tú. Soy la única chica en el equipo, Chispas. Es tu destino caer por mí eventualmente. O volverte gay.

—¡Ja! ¡Quisieras! Yo no me enamoro a lo estúpido, no soy una chica, mucho menos me volveré gay —declaró aún desde detrás de las cajas. —Además, podré ser cualquier insulto que me lances, pero tú y yo sabemos que no soy feo. Nada feo. Soy probablemente el chico más hermoso que has visto en tu vida.

—Chicos, honestamente, no sé si es peor cuando coquetean o pelean —se quejó Frederick desde el otro extremo del pasillo del sótano. Me encogí de hombros inocentemente. —Tony, ¿cómo va esa bomba de humo?

Anormal | 1Where stories live. Discover now