20. Tregua de palabra

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Encontramos a Frederick gracias a mi extraño poder de localizar piedras especiales. Ya había teletransportado a Mary Cudie a la cabaña, junto con Brandon y Michael para escoltarla. El resto se había quedado en el edificio a esperarnos.

Andrew y Kira estaban en la cabaña. Tenían un aspecto similar a cuando llegamos demuestra primera misión: ceño fruncido, brazos cruzados y mirada endurecida. Pensé que los causantes éramos nosotros, pero ellos estaban dirigiendo sus miradas a Mary.

—Ellos no son la Sinfonía, Mary, no saben muchas cosas —reprendió Kira con suavidad.

Nos encontrábamos en la sala de estar. Ya no nos molestaba sentarnos en el sillón porque al fin lo habíamos lavado y descubierto que era de un color azul celeste bastante elegante. Igualmente ya no nos rodeaba el olor a humedad porque habíamos reemplazado la madera con moho por madera nueva y bien tallada, solo faltaba pulirla para verse moderna. Incluso habíamos dejado un espacio para construir una chimenea decente, ya que el frío en aquel bosque podía sobrepasarnos por las noches y, además, le daba un toque más bonito a la cabaña.

—No sabemos muchas cosas porque ustedes no quieren decirnos —refunfuñó Anthony.

Andrew nos miró. Todo el equipo estaba prestando atención a la pequeña discusión entre Mary y Kira porque al parecer nos había otorgado información de la cual se suponía que no debíamos estar enterados hasta después. Andrew suspiró y le dijo a Kira que llevaría a Mary Cudie al Cubo —el cual, al parecer, era la base de operaciones de la Sinfonía— mientras ella lidiaba con nosotros. Kira accedió, notando que aquella conversación con Mary debía tenerla en privado. Andrew le dio un corto beso y se teletransportó con Mary hacia donde fuera que estuviese el Refugio.

—No debieron separarse —fue lo primero que Kira dijo ante el silencio que se formó.

—No debieron enviarnos a un lugar con tan poca información —atacó Anthony—. Pero, hey, todos cometen errores. Excepto yo. Yo soy perfecto.

Lo miré con incredulidad, sin comprender cómo lograba meter su ego en cada momento de su vida.

—Yo que tú no estaría tan segura, West. —Kira sonrió. —Les advertimos que habían sensores de movimiento, pero parece que lo olvidaron. Adivina quién fue el que activó las alarmas al salir de un almacén sin notar los sensores.

Sabíamos que había sido Anthony, pero nadie respondió. No había necesidad.

—Deben entrenar más —ordenó Kira—. Y, quizás, ir con un psicólogo. Ustedes son poderosos, como no tienen idea. El problema es que se agotan con facilidad. Recuerden: la fórmula para dominar sus poderes es...

—... estabilidad emocional, entrenamiento y confianza en uno mismo —completamos todos al unísono. Lo escuchábamos en cada clase de la Academia de Artes y Defensa. Era prácticamente el lema de los profesores.

—Exacto. Ahora que son el Equipo Élite, deben recordar esas palabras más que nunca —continuó Kira—. Esta misión no fue tan desastrosa como la primera, solo por eso puedo felicitarlos. Y porque rescataron a Mary. Y por sobrevivir. Tuvieron suerte, quizás demasiada.

—Sí, eh... sobre eso, Mary no parecía realmente en necesidad de un rescate —dijo Eagle.

Kira suspiró.

—Mary Cudie no es una mujer cualquiera. Su trabajo es... complicado.

—No es dueña de una compañía de seguridad —adivinó Anthony.

—No —admitió Kira—. Pero no tengo tiempo para explicarles la vida de Mary. Tengo que lidiar con... otros problemas.

Ryan y Anthony preguntaron sobre la fiesta al mismo tiempo, tan atropelladamente que no entendí la mitad de lo que dijeron.

Anormal | 1Where stories live. Discover now