Treinta y dos

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Lauren estaba feliz, es decir, algo así. Le gustó el trato que acordó con Camila, amigas que se besan y se manosean cuando quieren no está mal; pero Lauren sentía que faltaba algo...

Era como si hubiera un hueco en medio, como un barranco que tiene un puente que la lleva a al otro lado en donde está Camila, pero tuviera miedo de caer o que el puente se rompiera, ¿Tiene sentido?

La ojiverde siente que ella tiene muchas ganas de ir hasta el otro extremo, pero el puente colgante de madera da miedo, se mueve mucho y tiene miedo a las alturas. Sin embargo, al mismo tiempo es ahí donde se encuentra con Camila Cabello, en medio de ese puente y cuando terminan cada una vuelve a su extremo. No se siente muy bien, se siente... solitario.

Poder ir por ella pero no poder volver con ella, eso le revuelve el estómago. Odia este nuevo sentimiento, es agotador y asfixiante, pero le gusta encontrarse con la morena. Le gusta poder sentir el calor de su cuerpo y le gusta besarla, le gusta como cualquier tipo de prenda queda bien en su cuerpo, le gusta su sonrisa y le gustan sus ojos; pero ya saben, como amiga. No homo.

Quiere decir, sí, ella es pero, no le gusta ella, solo le gustan esos aspectos de ella... Eso es todo.

—Esto no me estaría pasando si tan solo ALGUIEN no se hubiera metido con el esposo de su mejor amiga.
—susurró, con molestia notable en su voz—. Agh, Karlos Panini.

—Shh, no se habla de Karlos aquí.—susurró Perrie, mirando que no hubiera moros en la costa.

La ojiverde rodó los ojos y recargó su cabeza en su mano, mirando a su mejor amiga.

—¿Ya le dijiste a Jade lo que sientes?

—Agh, Karlos Panini.—gruñó con enojo la ojiazul.



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—Las noto algo... raras el día hoy, chicas—rompió el silencio Dua, mirando como Lauren y Camila estaban muy calladas, demasiado.

No solo eso, ni siquiera se miraban, al menos eso se veía que intentaban; cada una con la nariz metida en sus problemas de matemáticas y química. Para Dua eso es algo preocupante ya que, si bien quería que se concentraran, debían hacerlo porque querían aprender de verdad, no obligándose a hacerlo.

—¿Les gustaría comer pizza para el receso de hoy?

—No.—contestaron ambas al mismo tiempo, sin ver a su maestra.

La chica alta hizo una mueca, se sentía pesado estar con ellas.

—De hecho, preferiría que hoy no hubiera recesos.—la voz tranquila de Camila llenó la habitación y sus ojos hicieron contacto con los de Dua.

Así no pienso en nada más que ésto. Pensaba la morena, buscando tranquilidad en su mente.

—Está bien.—fue lo único que dijo Dua.

Y el silencio volvió a hacerse presente en toda la habitación.


































Corto pero pues actualicé JAJDKADJJA
Voten y comenteeennn, amo cuando la gente comenta:"). Yo creo que el fic llegará pronto a su fin, los tqm.

Un Chicle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora