—¿Moon...?

—Lo siento...

—¡Moon! ¡Dijiste que te quedarías a mi lado!

Sus ojos se cierran por completo. Poco a poco su esencia, su calor, se apagan en esa desoladora translucidez.

El brazalete cae al suelo. Moon es solo un susurro en el aire y tanto mi piel como mi espíritu se hunden en la más desesperante desilusión al sentir su progresiva ausencia. Mis sueños se rompen como cristales y llueven en fragmentos brillantes sobre nosotros. Somos como una obra de arte. Protagonizamos un espectáculo precioso, fundado en la penuria más grande. En la superficie rasa de cada fragmento aún pueden verse sonrisas y miradas determinadas, abrazos y pieles desnudas, promesas y gestos cargados de amor, pero ahora caen y cortan mi piel, volviéndome un desastre de sangre y lágrimas.

Duele tanto...

—No me dejes... —sollozo, afanoso por sostener la figura etérea que se disipa—. Dime, ¿a dónde irán nuestros sueños si te vas? ¿Puedo ir a buscarlos y empezar de nuevo?

Cuando acabo la pregunta, Moon ya se ha dispersado entre mis dedos. Volteo hacia la cama, solo para caer en la cuenta de que ese segundo Moon también se ha esfumado. Solo quedo yo y todos los trozos de sueños que laceran mi piel.

—¡¿Dónde puedo recuperarlos?! ¡Moon! ¡Regresa! ¡No me dejes! ¡Moon! —Corro sin rumbo por un valle nevado de ilusiones quebradas mientras intento protegerme del daño, sacudiéndome y gritándole a la nada. Algunos fragmentos se han incrustado en mis brazos como las zarpas de una bestia—. ¡No sé hacerlo solo! ¡¿Dónde estás?! ¡Raegar!

—¡Hazel!

—¡Moon!

—¡Hazel!

Abro los ojos encontrándome con un panorama diferente.

Mi vida no está cayéndose a pedazos. Tampoco estoy cubierto de cortes. Izuru se encuentra a mi lado sujetándome con ambas manos, su rostro embebido en preocupación.

Todo está bien, entonces, ¿por qué sigue doliendo, como si la realidad fuese la pesadilla de la que acabo de despertar y no esta?

—Tranquilo, cariño, solo ha sido un mal sueño... tranquilo... 

El omega me abraza, y solo cuando estoy envuelto en su firmeza es que advierto lo inestable de mi cuerpo. No puedo parar de temblar. Mis pulmones no dan abasto.

—Izuru... —gimoteo. Hallándome a salvo entre un par de brazos cálidos y amables, la adrenalina rápidamente es eclipsada por una violenta angustia.

—Está bien, puedes relajarte ahora... 

—Otra vez...

Otra vez esas jodidas pesadillas. Ha sido así desde que desperté del coma hace medio mes atrás. Cada vez que he logrado pegar ojo, las malditas pesadillas vienen a atormentarme. Todas se sustentan en el mismo miedo de abandono y soledad después de que ese alfa hijo de puta desaparece. Una vez que despierto, la sensación de vacío y desespero permanece hasta que vuelvo a dormir, solo para renovarse y emerger más fuerte.

—Moon...

—Está organizando los últimos preparativos del viaje con Taro y Seras.

—Oh... —No puedo decir que estoy aliviado, pero al menos mi corazón ya no corre peligro de explotarse contra mis costillas—. ¿Qué hora es?

—Las nueve. No te preocupes, parten para Arvandor en la tarde —me notifica. Mientras tanto, su energía espiritual se transfiere a mi cuerpo desde sus manos resplandecientes.

EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora