☽ Epílogo ☾

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Hazel

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Hazel

—Para ti.

—¿Eh? ¿Esto estuviste haciendo mientras cumplías responsablemente tu castigo? —inquiero con un matiz socarrón, aunque mi sonrisa deja en evidencia mi genuina felicidad. La gema del brazalete en mi palma es cristalina e iridiscente, muy hermosa, engarzada dentro de una trenza rojiza y tosca hecha con ramas. Es evidente que "el artesano" no poseía mucha maña, pero sí mucho amor. Mi corazón se conmueve y mi sonrisa se ensancha.

Moon se rasca la nuca mientras observa el brazalete en mi poder con una expresión juzgadora y nerviosa. Parece estar arrepintiéndose de su obsequio "casero".

—Uhm... Está feo, ¿verdad? —dice, soltando un resoplido resignado—. Venga, no tienes que inventarte mentiras piadosas.

Mi risa lo atormenta aún más.

—No está feo, ¡me gusta! —Acomodo el brazalete en mi muñeca, mostrándolo con orgullo.

—Es horrible. No tienes que usarlo...

—¡Lo usaré siempre! ¡Si un vampiro aparece, simplemente tengo que enseñarle mi brazo y huirá cagando leches!

Su cara se pone pálida y luego roja de vergüenza. ¡Demasiado tierno! Me tomo unos segundos más para carcajearme antes de saltar a sus brazos y picotear sus labios.

—Tonto, estoy bromeando. Me gusta muchísimo. Gracias, mi alfa, por llevarme en tu corazón siempre...

Moon me abraza por la cintura. Apretándome contra su cuerpo cobra venganza con un ataque de besos hasta que mis labios se hinchan como un par de salchichas.

—Usé ramas de sauce de rubí helado y cristal fantasma para hacerlo. Solo pueden encontrarse en la Colina de las Ánimas, ¿sabías? Es burdo, pero te protegerá...

—No es burdo, idiota. Es muy, muy hermoso. —Otro beso, y otro, y otro, y Moon ya ha reemplazado su inseguridad por una sonrisa plácida. Es como un lobezno moviendo la cola ante una mano acariciadora—. Aunque... no necesito que nada me proteja. Tengo a mi alfa a mi lado...

Su sonrisa decae un poco, el brillo en sus ojos se vuelve glauco. No comprendo por qué, pero la tristeza se hizo un lugar en su semblante después de mi última frase.

—¿Verdad? —insto, inquieto por el cambio sutil—. Estarás a mi lado siempre...

—Lo siento. —Agacha la mirada, luciendo ahora demasiado cansado como para permanecer erguido.

Algo me induce a voltearme. Detrás hay una cama y Moon se encuentra acostado encima de ella, en apariencia dormido. Sin embargo, su pecho no se mueve y ríos de sangre han dejado sus huellas en la nívea piel de su rostro. Aterrado, giro nuevamente hacia el Moon que me sostiene en sus brazos. La tristeza en él ha escalado al quebranto, marchitando las bellas facciones que pierden gradualmente su color y cuerpo.

EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora