☽ Capítulo 27 ☾

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Mis pulmones arden mientras salto los escalones de tres en tres, aferrándome de las barandillas para equilibrarme y propulsarme

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Mis pulmones arden mientras salto los escalones de tres en tres, aferrándome de las barandillas para equilibrarme y propulsarme. Dreaghan rutila dejando una estela tras mis zancadas, semejante a una aurora boreal roja. Mis amigos se embelesan con ella cuando irrumpo en la pijamada, acezando por la adrenalina que la sorpresa, el miedo y la esperanza me producen al combinarse.

Mikaela y Corey entran en alerta al instante, soltando la camiseta que aparentemente intentaban quitarle a Kuro. Seras ya se ha puesto de pie.

—¡Busquen a Moon! ¡Rápido! —les grito, dirigiéndome luego a mis amigos—. ¡Ustedes no salgan de aquí!

No me quedo a oír sus cuestionamientos. Vuelo hasta que el cielo se abre sobre mi cabeza, seguido por el barullo de los grillos que cantan su sonata. Mi corazón redobla y se une a la canción, aunque el ritmo yerra y disuena por mis nervios. He perdido de vista a Seth. Entre mis jadeos y palpitaciones se me hace laborioso oír sutilezas como movimientos o respiraciones. Sumado a que este Seth no posee ningún tipo de aroma ni prana, la mayoría de mis sentidos se vuelven inútiles. Decido repasar el camino por el cual lo vi desaparecer, pero luego de ir y venir como espíritu errante y de desesperarme en cada bifurcación, termino ignorando los límites del sendero y salto hacia el césped, blandiendo a Dreaghan como un escudo. Si Seth está escondido detrás de algún arbusto y ataca, se encontrará de frente con la hoja afilada de la espada. Siento una punzada en el pecho al pensar que puedo lastimarlo. Los brazos que tanto me abrazaron y los labios que me quemaban y acariciaban por igual siguen siendo los mismos a pesar de que no hay ninguna vida, ningún alma que les haga renacer y amarme de nuevo.

Mis dudas afloran en plena búsqueda. Después de todo, no sería la primera vez que mi mente me la juega mostrándome un Seth que no existe... y me he bebido casi dos litros de cerveza. No me sorprende que mi Segunda Vista se resista a funcionar.

Cuando estoy a punto de convencerme de que he alucinado todo, atisbo una forma dorada a una veintena de metros hacia la derecha y se me enciende la bombilla. Salgo pitando hacia Libra. Al llegar frente a ella, la poca tranquilidad que la duda me infundía se derrumba. El platillo de la derecha, el que representa a la magia negra, está tocando la base. La acentuada inclinación me pone los pelos de punta.

No he imaginado una mierda. Seth está aquí y quién sabe qué se trae consigo como esbirro del nigromante.

La brújula de la escultura apunta decididamente al noreste, dirección a la cual mis piernas me arrastran antes de que cualquier haz de cautela traspase la adrenalina y me advierta del peligro.

Este lugar es inmenso y se halla repleto de edificaciones entre espacios verdes y de entretenimiento; cruzo piscinas, canchas de tenis y diversos tenderetes y bares iluminados, llamando la atención de algunos lycans que andan deambulando. No me detengo a escudriñar los recovecos, pues dudo que un muerto viviente se siente en una barra para pedir un cóctel. Como lo presentía, la energía oscura se densifica a medida que me alejo de los sitios concurridos. Aunque no pueda verla sí la siento arañarme, llegando a ser picosa y asfixiante cuando los límites del complejo —establecidos por altos paredones circundantes— se alzan frente a mí. Las farolas empotradas a lo largo del muro son la única fuente de iluminación además de la luna y una pequeña y solitaria capilla. Una cálida luz trémula se refleja en las ventanas. Paso saliva. El mal agüero ahora es sólido, casi puedo verlo y tocarlo.

EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora