•|BROKEN|•

Começar do início
                                    

Sobe el área afectada y maldecí mil y unas veces, pero me detuve al momento que mis ojos captaron algo en el techo de la instancia infantil.

Habían pinturas por todos lados de flores, flores hermosas que decoraban ese lugar y le daban un toque adorable.

Pero cuando note la peculiar flor que Hyun Su había puesto en mis manos tiempo atrás, rompí en llanto.

Eun Yoo tenía razón, ese chico había hecho tanto por mi sin ni siquiera saberlo, había sanado parte de mi alma y justo cuando él estaba por quebrarse yo no estaba allí para evitarlo.

Busque por todos lados, pregunté por él pero nadie dio respuesta alguna, y justo cuando menos lo esperé... lo encontré.

Estaba dentro de una habitación solo y sentado, con las ropas desechas y el cuerpo entero cubierto de sangre seca y sudor; miraba su celular con detenimiento pero no había expresión alguna en su rostro.

Tome un respiro y me arme de valor, pasé por la puerta principal rompiendo el silencio con el sonido de mis pasos provocando alarma en él.

— ¿Hyun Su? — El chico me miró pero no dijo nada. — Se que debes de estar muy confundido, tal vez ni siquiera recuerdas quien soy, pero... —

— Recuerdo tu rostro — Musitó. — Y de alguna manera estaba esperando a que vinieras. —

Mordí mi labio para retener mis lágrimas, ignore sus palabras y me dirigí al grifo más cercano.

Tome entre mis manos un pequeño pañuelo que guardaba en mi bolsillo y lo humedecí.

— ¿Por qué he provocado lagrimas en tus ojos? —

Negué con una sonrisa y tome su mentón.

— ¿He hecho algo para lastimarte? —

— No, no hiciste nada. Jamás lo harías. —

Comencé limpiando sus mejillas, retirando lo más que podía los rastros de aquel terrorífico momento y dejando su piel limpia.

— ¿Puedes..? — Bajó la mirada. — Decirme quien soy. —

Trague con fuerza todo el sentimiento acumulado en mi garganta y acepte aún cuando estaba segura de que no duraría ni dos minutos hablando.

— Tú nombre es Hyun Su. Te conocí en las escaleras de este lugar cuando mi vida corría peligro y a pesar de que éramos unos completos desconocidos te ofreciste a ayudarme y protegerme para traerme a esta planta baja.

Sus bellos ojos estaban centrados en mi rostro, mirándome con anhelo e ilusión por cada palabra que pronunciaba.

— Estabas infectado, siempre lo has estado. Pero jamás lastimaste a nadie, eras tan reservado y tímido que ninguna de las personas se atrevía a hablarte aún cuando sabían bien la constante lucha que tenías en tu cabeza por no perder tu humanidad.

Los recuerdos de esos momentos atacaron mi mente y dibujaron frente a mi ese Hyun Su asustado e inseguro que mantenían encerrado en una habitación con deplorables condiciones para habitar.

— Nos ayudaste de muchas maneras, trayendo víveres de los departamentos abandonados y brindándonos seguridad. Nunca reclamaste o dijiste algo cuando sabías que eso era injusto porque lo único que te importaba era ayudar. —

Enjuague el pequeño pañuelo y comencé de nuevo con la limpieza de su rostro.

— Sufrías de acoso en la escuela, habían chicos que te hacían la vida imposible y las marcas de ello están tus muñecas. — Unas cuantas lágrimas resbalaron de mis ojos. — Eres tan noble, Hyun Su. No merecías esa vida. —

Sus pulgares retiraron con cuidado las lágrimas y sostuvieron por un momento mis mejillas.

— Eres demasiado bueno para este mundo tan conflictivo, cuando tus recuerdos regresen sabrás a qué me refiero. — Reí con nostalgia. — Tenías miedo de transformarte y hacerme daño, pero aún cuando estabas completamente nublado, no lo hiciste.

Encerré su cabeza entre mis manos y lo guié a mi pecho para poder abrazarlo; lloré silenciosamente esperando que correspondiera mi tacto, pero aún cuando pasaron minutos solo era yo quien lo sostenía.

— No sé si he contestado tu pregunta, la verdad ni siquiera sabía que iba a decir al venir.

— Solo quiero saber algo más —

— Dime —

— ¿Es verdad que me amas? — Sorprendida y atónita por aquella pregunta que indicaba el vívido momento donde había discutido con Myung y había soltado aquello sin pensarlo, enmudecí por unos segundos.

— S-si. Es verdad. —

Esperaba que actuara con cierta incomodidad, que se separa de mi o que reflejara confusión ante mis palabras, pero fue todo lo contrario.

Sus brazos rodearon mi cintura y cerró los ojos para profundizar el abrazo.

— Gracias por hacerlo —

Sweet HomeOnde histórias criam vida. Descubra agora