•| HELLO|•

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Desconocía exactamente lo que estaba sucedido conmigo en esos momentos, posiblemente estaba teniendo un ataque de pánico y no tenía ni la menor idea de que hacer.

Estaba encerrada en uno de los baños tratando de recobrar por completo la regularidad de mi respiración ya que mi pecho estaba subiendo y bajando repetidas veces que las bocanas de aire me eran insuficientes; ¿Cómo se supone que sería algo normal ver cómo una persona asesina a otra justo enfrente de todos con tan solo un martillo? Y peor aún ¿Cómo debía reaccionar cuando frente a mi se plantaban los cadáveres del exterior?

Sabía que Sang Wook era conocido por ser un mafioso, pero tras ser reveladas las atrocidades que había cometido el hombre de notorias heridas a una niña; comprendía el porqué de una muerte tan grotesca y tras las explicaciones de las muertes que habían sucedido con anterioridad entendía el significado de llevar a aquellos dos cuerpos al interior del edificio para que fuesen sepultados por sus seres queridos. Pero inclusive cuando trate de portarme fuerte mientras aquellas dos situaciones ocurrían, internamente estaba muerte de miedo y en cuanto tuve la oportunidad de alejarme y tomarme un tiempo, lo hice.

— Se que estás allí adentro, llevas casi una hora encerrada. — Era la voz de Ji Soo. — ¿Está todo en orden?

— S-Si — Limpié mi rostro. — En un momento salgo. —

— De acuerdo — Salió no muy convencida de los baños y cerró la puerta.

Salí despacio de estos y lavé mi cara repetidas veces con agua fría para eliminar algún rastro de mi llanto y episodio de pánico, pero a decir verdad mis ojos estaban tan hinchados que cualquiera que me mirase descifraría de inmediato lo que me había sucedido.

La puerta se abrió repentinamente y por esta ingreso Hyeok Sook, la esposa de aquel malhumorado hombre. Al mirarme su semblante cambio de inmediato a uno de preocupación y cerró la puerta con seguro para que nadie interrumpiera.

— ¿Está todo bien, niña? — Asentí. — Pero mírate, parece que has estado llorando por un prolongado tiempo. —

— No es nada. Recordaba algunas cosas — Su cálida mano se posó en mi mejilla.

— La muerte y los cadáveres no son cosas para tomarse a la ligera. ¿Me equivocó si afirmo que esa es la razón de tu estado?. —

— No —

— Escucha, las cosas están cambiando y pronto se saldrán mucho más de control. Debes de ser fuerte y aprender a manejar este nuevo mundo que se está forjando. — El tacto con el que decía las cosas era tan sereno que inspiraba tranquilidad. — Se que ese tipo de cosas no son algo que se pueda digerir de la noche a la mañana, pero ¿me prometes que serás fuerte?. —

— Lamentó que este robando de su tiempo de esta manera, yo ... — Me interrumpió.

— ¿Lo prometes? — Sonreí en forma de derrota y asentí.

— Lo prometo — La mujer sonrió.

— Bien, será mejor que vayas a descansar —

Una vez que me acomode en la colchoneta que se me había otorgado, repose mi cabeza en la diminuta almohada cerrando los ojos dispuesta a dormir un poco.

[...]
Hyun Su había regresado tras haber sufrido unas cuantas lesiones no tan graves gracias a otros monstruos, había traído consigo a los niños, al señor Du Sik y a dos nuevas personas de las cuales una de ellas era una enfermera mientras que el otro cargaba con la fama misma de ser un veterano de guerra ansioso por que la muerte pronto llegara por él.

Cansado y agotado no tuvo más opción más que regresar al pequeño cubículo en donde tenía permitido estar. Ahora se encontraba únicamente con el señor Suk Hyun pues por evidencia hablada de los demás individuos que habitaban la planta baja, el hombre de cicatrices pronunciadas había muerto en manos de Sang Wook.

Pensando en la chica y en las posibles caras que pudo haber formado al haber tenido frente a ella a los pequeños niños y como pudo haber sido su cálido recibimiento, comenzó a caer en un lúcido sueño en el cual inclusive se preguntó a sí mismo ¿Cómo habría reaccionado esa pequeña chica al verlo llegar casi completamente sano pero a salvo, se abría emocionado de verlo?

[...]

Estaba formada en la fila para recibir mi porción de comida y fue allí en donde divisé dos rostros nuevos. El de una joven que parecía ser extremadamente pacífica y el de un hombre que reflejaba todo lo contrario.

— Aquí está la porción de Hyun Su. — Hye In extendió el plato y me lo entregó.

— Así que tú eres la valiente que decide acercarse a ese pobre chico y no actuar como una completa cobarde al igual que el resto de los que están en esta sala. — Expresó el hombre nuevo a base de risas escandalosas.

— Señor Seob — Acusó la chica que lo acompañaba. — Ofrezco mi perdón en su lugar. Es su manera de presentarse. —

— T/N — Sonreí a ambos.

— Gil Seob y ella es Yoo Ri. Será mejor que lleves ese plato de comida al chico o probablemente ahora si muera de hambre. — De nuevo aquel hombre volvió a reír con toda la intension de hacer burla. Pero había algo en su forma de ser que no me molestaba en lo más mínimo.

— T/N — Llamó Eun Hyuk desde el marco de la puerta.

— Estaba por llevarle esto a Hyun. — Su rostro se desvió un poco a un costado y me entregó las llaves del cubículo en donde estaban los infectados.

— Es tu decisión. Me encargué de que el señor Suk Hyun fuera trasladado momentáneamente a otro lado — Dejó las llaves en mi mano libre y se marchó sin decir nada más.

Desconocía su repentino cambio de reglas referentes a Hyun Su, pero si estaba siendo accesible entonces aprovecharía para poder ver y hablar decentemente con el joven.

La delicada llave se introdujo dentro de la cerradura y ágilmente descifró los engranes para permitirme la entrada, con pasos lentos y seguros analice el espacio hasta encontrar al chico. Sonreí en mi interior y me acerqué lentamente a él, llamando su atención tras cerrar la puerta.

Sus ojos se iluminaron un poco y podía asegurar que los míos habían hecho prácticamente lo mismo solo con la diferencia de que mi estúpido corazón también se había acelerado mínimamente, lo que me orillaba a tener que frenar aquel extraño cariño o extraña curiosidad que estaba desarrollando por ese joven.

— Esto es para ti. — Extendí el plato, lo tomo y lo coloco a un lado casi por inercia. — Debes de estar cansado, traer a tantas personas no debió ser fácil. — Mi mente comenzaba a quedarse en blanco. — Me iré y regresaré después por los trastes. —

— No — Contestó con rapidez. — Bueno, si quieres irte, puedes hacerlo. —

— No, quiero decir — Maldición. — Puedo quedarme si no te incomoda. — Negó haciendo un espacio a su costado para que tomara asiento.

— ¿Cómo fue que te dieron las llaves? —

— Sinceramente, ni si quiera yo tengo esa respuesta. — Una sonrisa se plasmó en su sereno rostro.

Miraba su cabello, ojos, nariz y todo me parecía bello ¿Cómo era posible que nunca antes hubiera visto a este chico?, podía asegurar que jamás había visto un rostro tan bonito y unos ojos tan puros como los que él portaba.

Sweet HomeWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu