•|ALONE|•

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La incertidumbre de saber el estado de Hyun Su me estaba carcomiendo internamente y aún desconocía la razón por la cual me había preocupado tanto por ese chico, tal vez era algo como el síndrome del superhéroe o como fuera que se llamase el hecho de sentirse en deuda con alguien que te ayudó o salvo tu vida, aunque en mi caso fuera al revés.

La noche comenzó a caer y con esta se convocó a una reunión de la cual se desconocía el motivo aunque yo ya sospechaba cual sería el tema a discusión; nada más y nada menos que Hyun Su y su aparente próxima metamórfosis.

— Oye — Me llamó Eun Hyuk. — Tengo que hacerte unas preguntas que tal vez consideres pertinentes pero debes de contestarme con toda sinceridad. —

— Bien — Sus pasos comenzaron a guiarme hacia el cuarto en donde habían encerrado a Hyun.

— ¿Desde cuando conoces a Chan Hyun Su? Y ¿Cómo lo conociste?. —

— Ayer — La mirada del joven era muy dura y me orillaba a no contarle del todo la verdad y mucho menos mencionar a los niños. — Lo encontré en las escaleras y ambos nos ayudamos. —

— ¿Qué relación tienes con él?. —

— Lo conozco desde ayer, no puede haber alguna relación establecida. — Asintió no muy convencido a pesar de que lo que había dicho tenía mucha lógica y era la verdad.

— Bien — Abrió la puerta y me permitió ingresar primero a la sala en donde yacía Hyun Su un tanto confundido, y a su lado estaba la hermana de Eun Hyuk.

— No eres basura como lo pensaba, preocúpate por ti y no por los demás — Los ojos de la chica se plantaron en mi para después viajar a su hermano y salir bruscamente de la sala.

Hyun Su mantenía un semblante que reflejaba la gran confusión y miedo que estaba sintiendo en esos momentos ya que probablemente lo último que recordaba era haber caído desde nueve pisos de altura.

Dicha confusión aumentó aún más cuando Eun Hyuk se encargó de volver a plantear todo lo que había sucedido y explicarle en que consistía el famoso momento de oro en el cual las personas pasaban por la transición de humanos a monstruos.

Aquel joven se veía tan indefenso y su tristeza se podía irradiar a gran longitud provocando que sintiera lástima por él, no tenía intención de averiguar la razón de aquel estado de ánimo o por todo lo que había tenido que pasar desde que los síntomas del virus aparecieron en él , pero si podía brindarle mi amistad, lo haría sin ningún prejuicio.

Al salir de aquel cuarto pude divisar a  todos  aquellos que formaban parte de la pequeña agrupación que se alojaba en la planta baja quienes de inmediato plantaron su curiosidad e interés en el chico que había regresado de la muerte, y no tardaron mucho en comenzar a murmurar cientos de cosas que incomodaron a Hyun.

Sobre todo uno de ellos, el mismo hombre de baja estatura que había tomado mi antebrazo; se acercó a nosotros dos y con un semblante molesto no cuidó de su vocabulario y soltó un par de cosas hirientes hacia Hyun Su concluyendo con una amenaza que involucraba el filo de un cutter en el
cuello de chico y sin desperdiciar la oportunidad de soltar otras cuantas frases ofensivas hacia mi persona.

— La maldita extranjera está contigo ¿Eh? . — Retrocedí un poco por el miedo que me infundía aquel hombre. — Ni siquiera te me acerques aprovechadora. — Dio media vuelta e ingreso al cuarto de reunión.

Eun se encargó de tomar una caja que parecía pertenecer a unos pañuelos, unos crayones rojos y pequeños trozos de hojas, para llevar a cabo lo que parecía ser una votación.

— Quédense los dos aquí afuera. — Pidió Hyuk. No estaba entiendo porqué no me dejaba seguir adelante con él y me limitaba a quedarme con Hyun.

Guardábamos silencio para poder escuchar parte de la plática que se estaba llevando a discusión y confirmamos que se trataba sobre la expulsión o permanecía de Hyun Su en cuanto las voces comenzaron a alzarse.

— ¡Tiene que irse! . — La voz de aquel pequeño hombre sonó por todo el lugar.

— No pueden hacer eso.  — Murmure.

— Seguramente me echarán. Tienen miedo de mi y lo entiendo. — Hyun Su hablo despacio. — No dejes que ese hombre siga hablándote de esa manera, pude notar que tenías miedo. —

— Es mejor ignorarlo. —

— Es mejor enfrentarlo, no debes de dejar que te consideren vulnerable o jamás te dejarán en paz. — Sus palabras se ensombrecieron como si estuvieran dándose un consejo a sí mismas.

— No soy lo suficientemente valiente. — Reí nerviosamente.

— Oigan — Una voz temblorosa nos interrumpió, siendo el dueño de esta misma un hombre de cabellos crecidos atados en una media coleta. — Quieren verte a ti. — Señaló a Hyun.

— No te quedes sola, vamos. — Dijo Hyun.

Cuando estábamos ambos integrados en la sala nos llevamos una gran sorpresa al ver que cierta personita de mal humor encargada de insultarnos;  estaba sangrando severamente por la nariz reflejando su mayor miedo.

Ya no había vuelta atrás, si no lograba mantener el control mental que Hyun Su había desarrollado, sus propios pensamientos y demonios lo devorarían por completo.

El hombre de baja estatura llevó sus manos a su nariz, pero se desvaneció por completo en cuanto compartió palabras con Hyun Su sobre los votos y el hecho de que ahora si decidían echar a los monstruos, de igual manera aquel hombre se vería obligado a salir junto con él.

— Ambos deben ir a aislamiento, ayúdenme a llevar a este hombre. — Comentó Eun Hyuk. Varios chicos se arremolinaron al rededor del hombre inconsciente y lo cargaron hasta la habitación donde aislarían de igual manera a Hyun Su.

¿Ahora que se suponía que debía hacer? No podía ir a rondar por allí sola y mucho menos intentar regresar escaleras arriba; recordé a los pequeños, al señor Du Sik y a aquella mujer que habíamos dejado en la esperanza de que volveríamos por ellos. Sentí un poco de remordimiento al sentirme tan inútil como para poder ir por ellos y protegerlos, pero más valía dejar todo a su tiempo sin poner en riesgo la vida de ninguno.

— Oye — Me lleve un enorme susto al ver cara a cara a quien acaba de llamarme, pues el rostro de aquel hombre estaba demasiado lastimado y grandes heridas suturadas impactaban en sus mejillas. — ¿Eres la chica que vino con el infectado?. —

— ¿Quien eres?. — Solamente sonrió y comenzó a acercarse.

— ¿Sabes cómo se infectó? ¿Cómo ha sobrevivido? ¿En verdad es inmortal?. —

— No lo sé — Traté de no sonar asustada ante la intimidación que ese hombre irradiaba. — Si me lo permite, regresare con los demás.— Su mano se aferró de mi muñeca y presionó de esta.

— Suéltala — Otro hombre habló. El rostro del primer individuo se alarmó y de inmediato atendió a las palabras que le fueron ordenadas. — Vete, niña — Comencé a caminar rápidamente hacia otra dirección cuando de imprevisto el segundo sujeto golpeó el rostro del herido.

¿Qué diablos estaba sucediendo? A estas alturas creía que haberme quedado en mi departamento habría sido una mejor elección.

Sweet HomeWhere stories live. Discover now