SI ESTUVIERAS EN SEVENTEEN

127 Happy

Después de la presentación de Ronnie y Doyoung.

Estoy nerviosa, no sé que diré al verlo, sé muy bien lo que siento ahora pero no sé cómo lo tomara.

El taxi sé estaciona en aquella residencia que conozco a la perfección y quiero decirle que de la vuelta, pero un voz en mi cabeza dice que no sea cobarde y no lo arruine de nuevo.

Toco y espero unos segundos cuando él mismo es quien me abre, sé nota sorprendido y desconcertado, le sonrió nerviosa y levanto la mano saludando.

—¿Puedo?—él sale de su trance y asiste dejándome pasar. —¿No hay nadie?

—No, salieron pero ¿Qué haces aquí? Pensé que...bueno...—sé que no quiere decirlo y lo entiendo.

No sé cómo comenzar, juego con mis manos nerviosa, el ríe y levanto la mirada.

—Sigues haciéndolo.—lo miro sin entender. —Sobar el dorso de tu mano con tu pulgar cuando estas nerviosa. —sabía que hacia eso pero que él lo notará era nuevo.

—Yo...—tomo aire tratando de tranquilizarme.—Doyoung, yo...—siento un nudo en la garganta que me impide hablar.

—Esta bien, Ronnie, no tienes porque decir nada. —después de lo que le dije dudo que me quiera escuchar.

—No! Tienes que escuchar. No siento nada por él. Estaba confundida, me deje llevar por un falso sentimiento de "amor", él me trataba bien y me sentía bien, no quería sentirlo, pero lo hacía, pero era mentira, no sentía eso que sentía y siento contigo, todo es tan diferente. Contigo desde un principio todo estuvo bien, tuvimos nuestras altas y muy bajas pero estaba bien porque eras tú, siempre fuiste tú.

—Ronnie...—negué interrumpiendolo.

—Dejame terminar, si no lo hago ahora me acobardare. Cuando te miraba decía: "como puede ser un idiota y ser tan guapo" pero inmediatamente quitaba esos pensamientos porque no quería sentir nada, pero sonreias y de nuevo algo en mi pecho brincaba de emoción por verte.—lo ví sonreír. —¿Recuerdas cuando la temperatura bajo muchísimo y nos congelabamos?—él asintió. —Me dabas tu mano para que sintiera un poco de calor...—tome su mano. —cuando amanecía y veíamos un mínimo rayo de sol salíamos y nos quedábamos ahí, esa sensación es la que tu me haces sentir y no la entendía, me hacías...no, me haces sentir cálida y tranquila y eso nunca nadie podrá igualarlo, Minghao.

—¿Y aquella lista? —no entendía a que se refería. —"Doyoung Pro's: Me hace sentir mariposas", "The8 contras: No me da espacio"—citó y cerré los ojos, maldiciendo a Seungkwan por haber puesto eso.

—Realmente no era un pro', no sabía como interpretarlo, respecto a lo que no me dabas espacio era porque antes de todo, siempre estabas pegado a mi pero para fastidiar, ¿recuerdas cuando nos la pasábamos peleando? —él asiente.—Pues Seungkwan fue quien puso eso cuando yo no sabía que más poner. Lo siento por hacer esa lista, pero tenía un revoltijo en mi cabeza y no sabía que hacer pero ahora lo sé muy bien. Si contigo no sentía mariposas era porque tu me dabas paz y con Doyoung siempre me sentía nerviosa y enojada, por eso sentía eso, no era amor.

—So Ah, me siento feliz de que me digas eso pero...

—Me vas a rechazar, no te preocupes, la regue era obvio y...—él se acercó a mi robandome un pequeño beso para que me callara.

—Pero ahora tendremos que decirle todo a los chicos o si no tendremos que seguir ocultandonos y yo no...—ahora yo lo calle igual.

—Ellos ya saben, me encontraron llorando por Doyoung y les tuve que decir todo.—alce los hombros y él asintió. —Si no fuera por ellos yo no estuviera aquí, prácticamente me obligaron a subir al avión, yo te quería esperar pero ellos insistían en que ¡nuestros amor! ...—hiciste un énfasis como ellos exagerando.—No se podía retrasar más, que ya habíamos perdido mucho por mi culpa.

—Les tendré que comprar un rica comida, si no, no me dejaran en paz en que esto fue posible por ellos.

Nos miramos durante un rato, no fueron  necesarias las palabras para estar cómodos.

Un beso lento, con sentimiento fue lo que necesitábamos, esta vez era real, se sentía real.

—Buenas tardes. —una voz masculina hizo que nos separaramos.

Los padres de Minghao nos miraban pero no era una mirada de enojo, más bien como felices de vernos juntos, mis mejillas estaban rojas y ni se diga de el chino quien parecía un tomate total.

Este sin duda fue la peor presentación a tus suegros, pero el inicio de algo maravilloso.