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Después de encontrarte con él todo dentro de ti estába de cabeza, no sabías como sentirte, ¿feliz, triste, enojada? Como es que él es el único que provocaba todas esas emociones juntas.
Hubo días en donde sólo querías llorar por recordarlo, pero llegó un día en donde te quebraste, ya no podías seguir fingiendo.
"Por favor, te extraño"
¿Como podía mandar ese mensaje como si nada?
—¿Ronnie?—tu llanto no te permitió escuchar cuando alguien entró. —Hey! ¿Qué pasá?—Mingyu se te acercó tocando tu hombro. No te sorprendió, no trataste de fingir al contrario lo abrazaste, cosa que lo sorprendió pero no hizo ni dijo nada. —Esta bien, panquecito, estoy aquí.
Aunque Mingyu era uno de los principales que te hacia bromas o te molestaba respecto a que no eras muy afectiva, era uno de los que siempre te protegía, Mingyu era capaz de todo sólo para que tu estuvieras bien.
La ocasión donde MingHao se pasó de la raya y te lastimó él fue el primero en reclamarle, hasta dejó de hablarle durante una semana.
Cinco minutos pasaron en donde tu llanto no se detuvo, ¿qué era lo que te tenía así? ¿Qué te lastimada tanto?, tenía tantas preguntas pero sabía que no podía presionarte a hablar, tu sola lo dirías y él sería el primero en ayudarte.
—Lo siento.—dijiste aún pegada a su pecho.
—No tienes porqué. ¿Ya estas mejor? —él levanto tu rostro dándote una sonrisa.
—Creo.—reiste.—Gracias, Mingyu-subaenim. —te burlaste, señal de que estabas mejor.
—Vamos a comer entonces, panquecito. —ahora él se burló.
Mingyu nunca habló sobre esa noche, fue algo entre los dos que no tenía porque divulgarse. Agradecias infinitamente eso.
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