☾Capítulo 53☽

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Estoy asustada.

Jodida mierda.

¿Quién me manda a meterme con un psicópata?

Maldito.

J camina hacia la calle mientras lo observo, en la oscuridad de la noche, siendo iluminado por las luces delanteras del auto de Lion, mientras sujeta el gran costal con una mano y con la otra, trae al hombro el bate negro con púas.

Lo observo iluminado por la noche, él avanza hacia la mitad de la carretera desierta, y yo tomo distancia cuando lo veo dejar la bolsa de tela en el suelo con cuidado.

Lion está a su lado y miran la bolsa.

Yo no quiero verla, me da impresión,

Siento de repente un sudor frío cuando J me mira por sobre su hombro derecho, de perfil a mí.

No me había dado cuenta que estaba sosteniendo las mangas de mi buzo con fuerza hasta que él posa su mirada aburrida en mis manos.

Entonces, no sé por qué, sonríe.

—Abrela —murmura en mi dirección, con diversión.

Oscura y siniestra diversión.

Y el sudor frío que recorre mi espalda, descendiendo lentamente hace que impida siguiera el respirar.

Lion me observa de la misma forma, y sonríe con diversión.

Entonces quiero huir.

El bate en mi mano derecha se siente tibio en comparación con la palma de mi mano, sudorosa y temblorosa.

¿Es buen momento para huir?

Porque quiero huir, como si no hubiera un mañana.

Creo que J adivina mis intenciones y vuelve a pedirme que me acerque.

—No seas cobarde, niña —se burla de mí y entonces, yo paso saliva—. ¿No querías ver lo que hay en la bolsa?

J se está burlando de mí, porque sabe que me pone incomoda el muy imbécil.

¿Pero quién no lo estaría?

Tal vez debería darle un batazo en la cabeza a cada uno e irme a correr, robarles el auto y perderme.

Sería buena idea.

Claro, si supiera batear.

Y manejar.

Pero son detalles, pequeños detalles de la vida.

—No voy a ir —digo negando con la cabeza.

Lion y J se miran, y entonces, sin mediar palabra, J viene hacia mí y yo lo observo asustada.

Jaziel levanta una ceja, y puedo ver su rostro bajo su gorra negra, que le oscurece la expresión.

—No muerde —murmura él y yo entonces quiero huir—. O al menos ya no.

J ve mi expresión de horror, y doy un paso atrás, sin embargo, él me toma en un segundo, sujetando mi cuerpo con sus fuertes manos. J se pone detrás de mí, y siento su cuerpo en mi espalda, reteniéndome. J sujeta mis manos con una de las suyas en mi espalda, impidiéndome el moverme.

Mi corazón late con mucha fuerza en mi pecho, y tengo miedo.

—¡Suéltame!

Mi garganta duele luego de gritarle y entonces, J me sujeta y ambos vemos a Lion.

—Mira —me ordena y tengo ganas de golpearlo. Pero obedezco, y lo miro ser iluminado en la oscuridad.

Entonces, presa de miedo miro a Lion, abrir la bolsa lentamente.

Malas IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora