☾Capítulo 34☽

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Después de que Rocco dijo aquello, la canción terminó, así como terminó esa chispa lujuriosa que cargaba el ambiente. Seguimos bailando, simplemente, un poco más alejados pero pasándonos el trago.

Su asqueroso pero un tanto... sabroso trago. Aún no me acostumbro al sabor, es intenso y suave, pero amargo y a la misma vez, dulce.

Rocco me observa mientras me sostiene por la cintura. Estamos frente a frente luego de que J se haya ido. Él me observa con diversión y picardía, y yo, le devuelvo la misma mirada.

—¿Vino con la chica? —inquiere Rocco con curiosidad bebiendo otro sorbo.

Asiento con la cabeza, girándome para ver en la dirección en la que estaba antes de pedirle a Rocco que me bese. Cuando volví a ver ese lugar, ya no estaba.

Y yo... sentí un vacío en el pecho.

Maldito J.

Rocco se distrae un momento observando en alguna dirección, y yo bebo del trago pensando que tal vez debería embriagarme e ir a darle un guantazo a J.

¿Por qué?

No sé.

¿Será por venir con aquella chica?

Seguramente.

¿Estoy celosa?

Nunca jamás.

O bueno, tal vez sí. ¿Quién sabe?

Pero no le digan a nadie. ¿O tal vez sí?

Okay, mejor dejo de tomar, porque sino, voy a empezar a desvariar.

—Nena, si sigues tomando vas a terminar como una cuba —me dice quitándome el trago, para luego beber lo último que queda de un tirón y observar el vaso vacío un momento, para hacer un mohín —. Y ahí va mi último trago —se lamenta volteando el vaso boca abajo pero no le cae ni una gota.

—¿No vas a seguir bebiendo? —inquiero con el ceño fruncido, evitando darle vueltas a J en mi cabeza.

Rocco me mira y se encoge de hombros.

—¿Por quién me tomas nena? Yo soy un hombre exitoso, sexy y responsable —me guiña.

—Señor modestia te dicen —me mofo de él, y entonces Rocco se encoge de hombros.

—Modestia es mi segundo nombre —me sigue el juego para luego, tirar de mí en dirección contraria a la barra—. Ven, por aquí están jugando, vamos a ver como se ponen cubas y reirnos de ellos —propone el chico de ojos color cielo y yo, lo sigo, total, ¿Qué más puedo hacer? Y como apenas son las dos de la mañana, aún falta mucho para que termine la fiesta.

Me giro a la pista para intentar ver a Luz por el lugar, y la encuentro bailando con Gastón. Así que sonrío en su dirección. Justo cuando veo que ella me saluda con la mano desde lejos, una persona que caminaba por detrás de Gastón rápidamente, y al pasar por detrás del chico y lo choca, haciendo que la bebida que él traía en la mano se derrame sobre la ropa de Luz.

Oh no, va a tener que secarse.

Pienso en ir a ayudarla, pero veo que Gastón la ayuda y ella me asiente con la cabeza.

Llegamos a otra habitación, menos grande que la anterior pero igualmente digna de una mansión. En esta habitación sola cabe mi casa entera.

Observo la decoración brevemente, aunque mucho no se puede notar por la luz apagada, sin embargo, se puede ver que hay aproximadamente unas veinte personas reunidas alrededor de una mesa redonda y bastante grande. En ella hay vasos con lo que parece ser cervezas y en el medio una botella de vidrio vacía, como si estuvieran por jugar a la botellita.

Malas IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora