☾Capítulo 33☽

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Hace exactamente un mes, estaba tranquilamente en mi habitación, con los audífonos puestos escuchando música a todo volumen mientras leía un libro de Wattpad que me había recomendado Estela. Estaba acostada en mi cama, con un pantalón de pijama a cuadros y una camiseta larga.

Recuerdo lo emocionada que estaba por la escena que estaba leyendo del capítulo actualizado. Era una escena divertida, donde la protagonista se encontraba en una fiesta con el chico que la traia loca. Y eso era emocionante.

Pero nada comparado con la realidad.

Ahora estoy allí, como si me hubiera metido en mi propio libro y ahora, la escena de la fiesta se duplicara. Pero multiplicado mil.

Así que aquí estoy.

Abriéndome paso entre la gente para llegar a mi mejor amigo, el cual, me espera en la pista de baile de la fiesta mientras tanto, el fuckboy virgen al que desvirgué vino a la fiesta con otra y mi crush de toda la vida me dijo que me buscaría.

Cosas normales de la vida.

Que solo le pasan a la gente anormal.

Pero nunca pensé que me iban a pasar a mí.

Digo...

Es buen momento para desmayarse dramáticamente y salir de escena, como si esta fuera una pelicula adolescente.

El problema es que no es una película adolescente.

Es mi vida.

No pierdo tiempo y camino con mi trago en la mano hasta mi amigo, el cual sonríe cuando me ve.

Noto que un par de chicas a su lado bailan junto a él, pero cuando sus ojos celestes chocan con los míos, se aparta de las chicas que movían su cuerpo contra el de él y ellas, lo ven con un mohín. Rocco les guiña un ojo y se aparta.

Ellas me ven llegar con una expresión enfadada en el rostro y las entiendo.

¿Quién no querría bailar con Rocco?

Él es de la clase de chico que va por ahí con su tranquilidad, que te hace pensar que te llevará a la misa los domingos. Aunque sus planes sean que tú te arrodilles.

Obviamente para rezar.

Me muero el interior de la mejilla cuando llega a mi lado y me toma de la cintura, clavando sus largos dedos en mi piel desnuda, por debajo de la tela del blazer negro y pegar nuestros cuerpos.

Cierro los ojos cuando una de sus piernas se encaja entre las mías y acerca su rostro al mío. Para acto seguido, hablarme al oido, generando que un ejercito de circuitos eléctricos entren en choque en mi cuerpo. Dejando mil chispas sobre mi piel.

—¿Estás sola? —inquiere juguetón y luego se aparta un poco, lo suficiente como para verme a los ojos.

Noto en él una chispa de picardía, ocasionada por su esencia pervertida pero potenciada por el grado de alcohol que lleva en la sangre.

No es que Rocco tenga mala relación con el alcohol. Me refiero a que se necesita más o menos un barril para ponerlo ebrio. Pero sí lo desinhibe un poco, lo suficiente como para que entre en calor.

Inhalo con fuerza al tener su cuerpo junto al mío, percibiendo el aroma penetrante e hipnotizante de su perfume. Perderme en su perfume es un buen intento de perderme de la realidad. Y tal vez, olvidar el hecho de que J está aquí, arruinándolo todo.

—Depende quien lo pregunte —hablo por sobre la música, mientras le doy un trago a mi bebida y pongo mi mano derecha en el antebrazo de Rocco, para pegar nuestros cuerpos y bailar juntos, al ritmo de la música.

Malas IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora