☾Capítulo 35☽

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Al día siguiente no tuve clases, ¿Por qué?

No sé.

Según Rocco, hubo inspección sorpresa de las autoridades para corroborar el estado del establecimiento y tomarle exámenes a los profesores. Cosas normales de los institutos pijos.

¿Y yo? Aquí estoy.

Son las 10 am, y me desperté hace media hora.

Ayer llegamos a las cinco de la mañana y no hice más que tirarme a dormir. Rocco nos dejó cada una en nuestras casas y nos despedimos mientras el castaño sonreía y me guiñaba el ojo.

Cuestión que prometí contarle qué ocurrió.

Así que aquí estoy, bajando a desayunar mientras froto mis ojos y bostezo. Cuando llego a la cocina, veo que Manu está preparando unos hot cakes con dulce de leche. Ella está de espaldas a mí, con su ropa elegante y un delantal de cocina puesto para no manchar su ropa.

Le gusta hacer el desayuno, dice que es la comida más importante del día.

Y aunque esté cocinando con un moño disparejo y un poco de harina en la mejilla, no deja de verse como una mujer elegante y empoderada.

—Hola —digo cuando la veo y ella se gira a observarme.

—Hola Bi —me guiña un ojo y da vuelta un perfecto hot cake. Es su especialidad.

Veo que ella tiene tres platos sobre la mesada de la cocina, cada uno tiene media manzana cortada en gajos, un vaso de jugo y una taza vacía. Sin embargo, dos de ellos tienen dos hot cakes. Uno tiene forma de corazón, el otro de estrellas y los últimos dos que tiene en la sartén son redondos.

A ella le gustan redondos y la estrella es para mí.

Miro la mesa y veo que hay dos teteras, una con café y la otra con leche.

—¿Puedes llevar los platos a la mesa? —pregunta con dulzura y yo asiento.

—Claro —sonrío y llevo los platos de uno en uno para no cometer ningún desastre— ¿Dulce está durmiendo? —inquiero cuando voy por el último plato cuando ella termina de poner sus hot cakes.

Manu alza la mirada y me observa.

—Ya sabes que hay que despegarla de la cama —ríe.

Yo le devuelvo la sonrisa y de repente, un recuerdo pasa por mi cabeza, instalándose ahí.

Veo que mi hermana mayor se quita el delantal y lo deja doblado sobre la encimera. Para luego, lavar la sartén de espaldas a mi.

Yo camino hacia la heladera y recuesto mi cabeza en ella, mientras la observo.

Manu termina de lavar la sartén y me observa. Cuando nota que también la estoy observando entorna los ojos.

—¿Estás bien? —inquiere soltando el moño de su cabello, para que caiga lacio.

Yo sonrío de lado, debatiéndome el preguntarle o no.

Así que ¿Qué va?

No pierdo nada con intentar.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —digo mientras me hago a un lado para dejarla sacar el pote de dulce de leche de la heladera,.

—Claro Bi, ¿Qué ocurre? —inquiere deteniéndose a observarme con el pote en la mano.

—Es algo tonto —sonrío— Pero... ¿Tu sabes si cuando era pequeña alguien quería jugar conmigo? —inquiero con curiosidad. Esperando una respuesta.

Malas IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora