☾Capítulo 26☽

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—Hola Bi —dice Estela con una sonrisa cuando llego a su lado. Le doy una mirada y noto que ambas traemos jeans, solo que el suyo es negro. Yo uso un suéter color vino y una gorra de béisbol del mismo color y Estela un buzo blanco y un gorro de lana rosa.

—Hola Es —digo con una sonrisa fingida. Actuando la emoción.

Yo sé que se preguntarán por qué sigo hablándole.

Y la respuesta es clara.

A los amigos hay que tenerlos cerca.

Y a los enemigos también.

Estela ya hace mucho tiempo dejó de ser lo que era para mí. Ella ahora es esa clase de persona que siempre está ahí pero que no significa nada. Sino, que en cambio, ella es reemplazable.

Pero no puedo terminar esta relación así sin más, sino que debo esperar a terminar el instituto porque lo que menos quiero es un escándalo. Ya dijo que me gustaba Elián. Lo único que falta es que se enoje y revele a todo mundo lo de las fotos de los chicos del instituto.

Tal vez es estúpido, pero no puedo arriesgarme.

Y aunque las cosas entre nosotras eran bastante raras por su parte, ahora ella vuelve a estar como siempre y yo.... yo solo finjo hasta que esto termine e irme lejos.

—¿Estás lista? Hoy es nuestro día de mejores amigas —dice con emoción mientras me toma del brazo y lo entrelaza con el suyo, empezando a caminar hacia la parada de autobús.

—¡Si! —sonrío con la gracia que Dios me dio y me muerdo la lengua por dentro.

Antes amaba el día de las mejores amigas, un día en el mes en que siempre vamos a hacer algo divertido.

El mes pasado yo elegí ir a hacer karting, y le gané las carreras. Mi parte favorita fue cuando choqué su autito de carreras y ella terminó dando vueltas por la pista.

Fue divertido, sí, pero ahora no es más que un recuerdo agrio.

Estela sonríe y yo, sin embargo, observo en dirección a la casa del vecino, notando que la anciana que vive con J está en el jardín delantero, con una regadera.

La mujer riega las plantas que dividen nuestros jardines y cuando me observa, me saluda con la mano.

Yo le devuelvo el saludo, deseando tal vez hablar un poco más con ella. Entonces decido apuntarme mentalmente a hacer algún curso básico de lenguaje de señas.

Después de todo, sería divertido aprender cosas nuevas.

—¡Hola! —saluda Estela en su dirección.

La mujer sonríe y saluda con la mano.

Estela y yo caminamos por la acera hasta el final de la calle.

—Que genial, la nueva vecina parece simpática —me dice cuando llegamos al final de la calle y cruzamos hacia la derecha, para caminar dos cuadras más hasta la parada de autobús que nos lleva a la zona del shopping dónde está el cine.

—Es genial —le doy la razón recordando cuando me dijo que era linda.

Llegamos a la parada de autobús y aguardamos unos instantes a qué llegue el nuestro, para luego subir y sentarnos al fondo.

Estela y yo hablamos de trivialidades, el tema predominante fue una nueva canción de su banda de K-pop favorita.

Yo asiento sobre lo que dice y entonces ella me pregunta sobre el partido de fútbol de ayer. Además, me dice que vio las fotos de los chicos del equipo festejando.

Malas IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora