LIU YAO: La revitalizacion de la secta fuyao 六爻

Capitulo 48

Volumen II Busqueda de la exploracion

''El mar y el cielo son del mismo color pero ambos lugares parecen ser ilimitados.''

A veces, un momento puede ser tan largo que parece durar una eternidad.

A lo largo de la vida, uno puede tener que experimentar un momento tan largo y especial varias veces, como cuando se está al borde de la muerte.

La hoja de escarcha de Cheng Qian voló instintivamente hacia atrás, en el aire, hasta que giró la cabeza y vio la cara de la persona que estaba detrás de él: Han Yuan.

Hubo muchas razones para que Han Yuan corriera repentinamente detrás de él, tal vez quería observar la acción, tal vez quería darle una patada en la cara a ese Zhou Hanzheng y decirle algunas palabrotas... pero nadie se lo hubiera imaginado.

Los ojos de su si-shidi son del mismo rojo sangre que los de los cultivadores rebeldes de la isla Qinglong, su rostro familiar está cubierto por una aura oscura, sus rasgos estaban distorsionados, parece que él había concentrado todo su Qi en esta mano, utilizando demasiada fuerza, hasta el punto de quebrarse los dedos, pero en este estado no parece conocer el dolor.

Lo mismo ocurrió con los cultivadores sin secta de la isla que habían sido golpeados por la pintura del alma; por no hablar del dolor, ni siquiera sabían que estaban muriendo.

Cheng Qian se quedó mirando a Han Yuan con una expresión de estupefacción, sintiendo cómo su su energía espiritual y su fuerza vital salían por el agujero de su pecho, junto con la alegría y la rabia de su corazón, sin poder detenerlo, sin poder luchar, sin poder creerlo...

Han Yuan lo miro inconscientemente, y luego sacó ferozmente su mano del pecho de Cheng Qian, salpicando su cara de sangre y carne mientras observaba incrédulo cómo Cheng Qian caía bajo sus pies.

Cheng Qian seguía mirándolo, sus extremidades temblaban inconsientemente, el poco de sangre que tenía en la cara parecía acumularse alrededor de sus ojos, como si llorara lágrimas de sangre, pero no podía decir una palabra.

Durante los últimos diez años, más o menos, todo el dolor y la angustia y la alegría que había llevado desde que nació se habían convertido en trivialidades desvanecidas, cayendo en el absurdo de "así es como debe ser".

Finalmente, shuangren que había sido colocada alrededor del cuello de Han Yuan tembló violentamente y cayó al suelo como si fuera simple hierro, cortando sólo una ligera capa de la piel aceitosa de Han Yuan.

Este cambio fue como un conejo subiendo y bajando. No fue hasta que Shuikeng estalló en llanos que Yan Zhengming se despertó como de un sueño, mantuvo el movimiento de medio arrodillarse en el suelo, pero sus extremidades parecían estar llenas de plomo. toda la persona se congeló en una roca y ni siquiera podía ponerse de pie.

Li Yun, que siempre había sido un conejo audaz, se olvidó por completo del horrible estado de la isla y se precipitó temerariamente hacia delante, empujando a Han Yuan.

Han Yuan fue empujado hacia atrás y cayó sobre sus talones, pero no sabía cómo levantarse, su mirada estaba vacía, si no fuera porque su pecho se agitaba, habría parecido un cadáver fresco.

"Xiao-Qian, Xiao-Qian..." La visión de Li Yun estaba empañada por las lágrimas, arrodillado impotente junto a Cheng Qian, la mano de Li Yun tanteo sin rumbo alrededor del cuerpo de Cheng-Qian, como si todavía se aferrara a una pizca de suerte, tratando de encontrar algo que pudiera salvar su vida.

Cheng Qian yacía en el suelo como un pez seco y moribundo, pero probablemente porque escuchó la voz de Li Yun, sus pupilas, que ya estaban ligeramente oscuras, recuperaron de repente un poco de luz, y entonces, la espada Shuangren se alzó como un rayo, rozando el costado de Li Yun, casi convirtiendo las lágrimas de la cara de Li Yun en escarcha, y luego se dirigio directamente en el alma celestial de Zhou Hanzheng.