Epílogo

2.7K 262 125
                                    

Jett.

Dos años después...

Los primeros meses de tener una relación a distancia fueron muy complicados.

Maya no podía visitarme seguido debido a las reuniones y concursos a los que tenía que asistir debido a su arte, así como yo tampoco podía visitarla ya que estaba en plenos conciertos y claro, tenía un contrato que no me lo permitía.

Aún así me daban ganas de dejar todo e ir a verla.

El hecho de no tener suficiente tiempo para nosotros -ya que pasaban hasta varias semanas en las que no nos hablábamos-  nos hacía replantearnos en repetidas ocasiones si estábamos haciendo lo correcto, si debíamos continuar o simplemente dejarnos el paso libre.

Todas esas dudas desaparecían al momento en el cual lográbamos tomar vuelos, visitarnos y lograr tenernos el uno en los brazos del otro.

Como era de esperarse, al menos por mi parte, Maya ganó el concurso de Francia en primer lugar, logrando obtener ESE puesto que le abrió las puertas a más contratos diferentes que también se encontraban interesados en exponer más trabajos de su parte.

Actualmente las pinturas de Maya llenan todo un sector completo en un museo de la ciudad, teniendo también lugares de exposición en países como Francia, Alemania, España, Argentina, entre otros.

Una gran cantidad de personas al día -demasiadas para contarlas- se lo pasan observándolas y analizándolas. Dándoles la misma importancia que tienen para ella, especialmente a la gran pintura ganadora.

¿Recuerdan la consigna?

Pues yo sabía que haría un buen trabajo, después de todo es Maya.

Lo que no me esperaba para nada es que a quien pintara fuera a mí.

Ahora mismo me encuentro parado frente al puesto donde se sitúa la pintura que suele atraer más atención entre todas.

Se ve desde un ángulo lejano, de hecho. El escenario se ve por completo, a excepción de lo que tapan algunas figuras representantes de personas. El mismo es de madera, como en el que tocamos un día muy especial.

El día que Maya y yo nos besamos por primera vez.

Pintura violeta y blanca es la que es la que es utilizada como reflector, la primera hacia el público, la segunda hacia el escenario, específicamente a hacia mí. Lo que más sobresale es mi guitarra, la negra y blanca que solía usar en ese entonces.

Bajo ella, la misma ropa que utilizaba el primer día que nos conocimos.

Al parecer no era el único que prestaba atención a todo desde el primer momento.

-Estoy orgulloso de ti- le digo a mi novia, quien se encuentra parada a mi lado contemplando con los ojos brillando de felicidad a la gente que entra y sale del lugar.

-Lo dices todo el tiempo- me sonríe mientras me mira de lado.

-No me cansaré de decirlo.

-Lo sé- ella se coloca de puntitas y me da un corto beso en los labios.

Con el tiempo Maya ha incrementado su seguridad en ella misma, tanto artísticamente, mentalmente y físicamente.

Su cabello ahora es más corto, le llega hasta los omóplatos, así como también ha cambiado un poco su estilo de vestir.

Si bien sigue usando ropa ancha, lo hace porque así se siente cómoda, no porque actualmente sienta que tiene que cubrir algo, aún así, su estilo ahora es más variado, por lo que no es extraño que utilice ropa más al cuerpo cuando tiene ganas.

Mi Dosis De Inspiración ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora