Capítulo 14

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El callejon.

Jett.

Nunca necesite meterme a peleas callejeras para conseguir sustancias, pero aún así sé muy bien que a cuadras de aquí se encuentra un callejón en donde rompes narices y huesos por ganar al menos un mínimo de ellas.




-¿Quién eres?-cuando llego me pregunta un anciano al que le saco mínimamente dos cabezas.

-Policía seguro que no- le digo- déjame pasar.

-No sabes dónde te metes niño, da la vuelta- dice acercándose tratando de intimidarme.

¿En serio piensa que eso es posible?

-Mira anciano- le devuelvo el gesto acercándome y el retrocede unos paso- se perfectamente donde me estoy metiendo, así que te corres o te corro- le digo seco y cortante.

El anciano se lo piensa un momento y termina apartándose.

-¿A que no era tan difícil hacer las cosas por las buenas?- le sonrió burlón mientras paso por su lado.

Camino hacia el fondo del callejón y mientras me voy acercando voy escuchando los gritos y golpes de la gente que alienta la pelea y de la gente que es protagonista de tal.

-Droga- le digo sin más al tipo vestido de negro que parece ser el que manda en el lugar y me hace un gesto para que me pare a su lado.

¿Cómo se puede ser dueño o rey de un callejón? ¿Le escribes tu nombre en la pared y luego dices "esto me pertenece"?

Como sea, veo como pelean, estos tipos están preparados, de eso estoy seguro pero más seguro estoy yo que toda la irritabilidad y el enojo que vengo conteniendo en mi cuerpo de hace semanas me va a servir para algo.




-Sigues- me dice el hombre de negro varios minutos más tarde sacándome de mis pensamientos.

Me adentro al centro de la multitud al igual que mi oponente y la gente empieza a gritar y aplaudir reflejando puro morbo.

-3...

-2...

-1...

La multitud cuenta y el hombre de negro es el que da la orden de iniciar.

-¡YA!

Mi oponente lanza el primer golpe y lo esquivo quedando su puño a pocos centímetros de mi cara.

Ok, empezamos fuerte.

Hago lo mismo que él y lanzo mi primer golpe dándole en la mandíbula, trato de cubrirme cuando me lo quiere devolver, y lo logro aunque solo en parte porque termina golpeando mi frente y parte de mi ojo.

-Mierda- digo por lo bajo y el sonríe.

¿Quién te crees tú?

En una pelea callejera no hay reglas, y eso es lo bueno, hasta que no te vean tirado en el piso los golpes no paran. No necesariamente tienes que estar muerto, es decir, si llegas a caer muerto... bueno, mal por ti pero el punto es que caigas, de la manera que sea y en el estado que sea.

Empiezo a dar rodillazos y patadas tratando de pegarle en los huevos pero tiene buenos reflejos.

Y yo también.

Cuando intenta darme otro golpe en la cara me cubro, esta vez completamente y con toda mi fuerza le pego un golpe en la cara que no se esperaba haciendo que su nariz haga...

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