♡︎ Love Dust ♡︎ [𝑨𝒏𝒈𝒆𝒍 𝒅𝒖𝒔𝒕 (𝑨𝒏𝒕𝒉𝒐𝒏𝒚) × 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂]

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Se me olvidó que soy la escritora de este coso. JAJAS
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Pasaron un par de días y la estancia en este lugar se le hacía eterno, no quería estar más en este lugar, sentía incomodidad con tan solo respirar.
Mientras tanto, Anthony se la pasaba de maravilla con su reemplazo rubio.

No la odiaba a ella, lo odiaba a él, pues la hacía quedar mal, como si solo fuera una chica que es de todo menos una relación formal.

La castaña estaba justo ahora mismo tomando un trago, sentada en el sofá de terciopelo violeta que había en el balcón de la habitación, mirando con desprecio a Anthony mientras abrazaba a Cherri por los hombros, hablando con gente que no le importaba en lo más mínimo.

—Mentalmente ya hiciste la mitad de su cuerpo a la parrilla con pimienta. —Soltó en burla desde la barra que había en su habitación, mirándola odiar a todos.

—No como porquerías.

—Entonces comeme a mí. —Coqueteó el pelinegro, acercándose al balcón.

—¿Qué parte de "No como porquerías" no entiendes? —El contrario hizo una mueca mientras ella hacía lo posible por evitar reír mientras bebía.

—Bueno, es una lástima, Cherri al parecer si come de todo. —La castaña frunció el ceño con molestía, mientras él reía ahora.

—Deja de decir idioteces y dame de una buena vez la agenda que te pedí.

—Cálmate linda, aquí tienes. —El mayor le extendió una libreta que le pertenecía a su padre, pero como no estaba, tenía oportunidad de hurgar un poco en los planes de los días restantes—. ¿Qué tienes en mente? —Tomó asiento a su lado, viendo de igual manera la libreta.

—Busco alguna actividad que vayan a hacer lejos de aquí para ver si puedo integrarme e irme de aquí, no quiero seguir viendo su sonrisa de imbécil.

—¿Has pensado en que si te vas, probablemente cuando vuelvas ya no tendrás prometido?

—Que haga lo que quiera, no me importa. —Pasó de hoja, pero no leía el contenido nuevo, ahora solo veía al rubio ser caballeroso con la otra chica. Eso la hería más de lo que pensó.

—¿Estás segura?

—No... Pero quizás tenga que irme haciendo a la idea. —Soltó un suspiro, regresando su mirada a las hojas rayadas.

—Quizás solo te estás precipitando. —La menor lo volteó a ver mientras él se echaba una aceituna a su boca.

—¿Cómo sabes?

—La verdad no lo sé, solo lo dije por decir algo. —La castaña soltó un suspiro pesado, volteando a ver la nada.

—No eres para nada de ayuda.

—No sé que esperas de mí, sabes perfectamente lo que quiero de ti y dándote consejos para que tu relación con él dure no lo conseguiré.

—No sé que te hace pensar que alguna vez habrá algo entre tú y yo.

—Te convengo más que la rubia adicta que está allá abajo. —La castaña alzó la vista, mirando a ambos chicos que hablaban sin parar.

—¿A cuál te refieres?

—Si decidieras quedarte conmigo, créeme, serías mucho más feliz. —La joven lo volteó a ver, dándole una sonrisa incrédula.

—Has dicho eso tantas veces que he perdido la cuenta. —Pausó—. No quiero nada contigo, solo te tolero un poco más por alguna extraña razón, pero solo eso.