Catorce

117 15 18
                                    

El paseo que recorro caminando directo a la dirección que en este pequeño pedazo de papel queda grabada, sosteniéndolo en mi mano, no es muy largo, siendo que voy con el tiempo suficiente para no llegar más tarde de la hora en la que debía estar. Estando ya a tan solo unos pasos puedo ver como es el lugar.

Se trata de un edificio de tres plantas, tan amplio y pulcro por fuera que me hace pensar como estará por dentro, seguramente igual de limpio a pesar de necesitar a alguien para la limpieza y mantenimiento del mismo.

Mis pasos son seguros cuanto más me acerco, respirando de forma profunda cuanto más cerca estoy, deteniéndome unicamente por un momento al sentir a mis espaldas el frenazo de un vehículo, con una extraña sensación que me invade y decido dejar a un lado para ahora si entrar, cruzar esta puerta.

Como ya imaginé, estando ahora en la entrada, viendo lo bien cuidado que está por fuera, por dentro no puedo apreciar nada fuera de lugar, ni una mota de polvo, los muebles en su lugar siendo estos dos sillas y una pequeña mesa de centro, un escritorio tras el que se encuentra un hombre que poniéndose en pie me deja sin palabras por su tamaño, la forma tan trabajada de su cuerpo..

— Debes de ser Yoo Kihyun —asiento —bienvenido. ¿Te encuentras bien? ¿Ves algo extraño?

— Pensaba que venia a trabajar como limpiador —explico sin dejar de mirar sus brazos —pero no tienes aspecto de ser alguien que mantenga todo sucio y formando un gran desastre.

— Eres gracioso —muestra esa sonrisa que casi oculta sus ojos —no te preocupes porque no es el cuidado a ninguna persona. Lo que ves aquí lo cuido yo personalmente, es tras esas puertas donde empieza tu trabajo. No es nada que te hará sentir cansado. Tienes que limpiar por supuesto, pero lo más importante es mantener el orden de las cosas que verás enseguida.

— ¿De que se trata? —me atrevo a preguntar —viéndole.. es un gimnasio seguro.

— Lo era —aclara —lo reformé para sorprender a mi pareja y ahora es un centro para cuidar a niños, una guardería y por el bien de esos pequeños debe estar limpia a diario. ¿Te arrepientes de estar aquí?

Negando sonrío de forma sincera, siendo que siento en mi interior una sensación demasiado cálida llegando a mi corazón. Desde luego que no me esperaba algo así, menos aún sabiendo que este hombre frente a mi es capaz de renunciar a algo que le aporta un bien por la mujer que sin duda le hace feliz hasta el punto de hacer lo imposible por cumplir su sueño.

— Su mujer es afortunada —digo —dejaré todo sin una sola cosa fuera de lugar por esos pequeños. ¿Cuándo puedo empezar?

— Hoy conocerás el lugar —asiento —la guardería es solo una de las tres plantas que has podido apreciar desde fuera. Tu trabajo como te expliqué empezaré de lunes a viernes de ocho a once de la mañana pero será en dos partes. Las tres horas estarás aquí, recibiendo y ayudando a mi esposo en cuanto necesite. A partir de las once cuando todos los niños se vayan será cuando tengas que hacer la otra parte y mantener el orden. ¿Lo has entendido?

— Perfectamente —digo sincero —y no tengo ningún problema con ayudar a su esposa.

— Esposo —me corrige —¿sorprendido? Espero que no sea un problema para ti que mi pareja sea un hombre. Muchos padres decidieron llevarse a sus hijos cuando supieron de nuestra boda y no voy a permitir que nadie le haga daño a mi hombre.

— No soy el más idóneo para juzgar si soy sincero —miro ahora mis manos —más que nada porque a mi también me gustan los hombres y me he pasado seis años.. da igual eso.

— ¿Seis años en una relación inestable? —niego —¿una mala experiencia con algún idiota?

— Desde los diecisiete hasta hace muy poco ejercía de chico de compañía —explico —y si es un problema para poder quedarme me disculpo y me iré.

Get my number * ShowkiWhere stories live. Discover now