Capítulo 45 [ Mi niña rebelde ]

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Olivia

Respiró hondo, trueno mis dedos y a pasos lentos camino hacia la entrada, sintiendo como mi corazón se acelera a casa paso. Pongo la llave en la cerradura, doy dos vueltas y la puerta se abre, entro con cautela al cerrar detrás de mí, ese pequeño ruido me tensa.

Solo hay silencio, avanzo y puedo oler los perfumes combinados de los tres. Todo está ordenado, limpio, subo las escaleras y veo como la puerta de mi habitación está abierta. Frunzo el entrecejo, aprieto con fuerza las llaves, al estar en el umbral veo a mi hermano sentado en mi cama con su cabeza agachada.

Me quedo en mi lugar, aflojó el agarre de las llaves, estás hacen ruido provocando que levanté su vista como si eso lo hiciera salir de sus pensamientos. Sus ojos marrones chocan con los míos, la tristeza y arrepentimiento en ellos, me hiela. Sin verlo venir, él se levanta a paso decido y sus brazos me rodean fuertemente, me quedo sorprendida y con los brazos colgando a mis costados.

— Abrazame, por favor. No lo merezco pero lo necesito, quiero a mi hermana. — murmura, su voz sale entrecortada.

Aprieto los labios.

Mi orgullo no quiere, pero escucharlo removió mi corazón. Soltando aire por la boca, paso mis brazos lentamente debajo de sus brazos hasta llegar a su espalda, lo rodeó y él me aprieta más a su cuerpo.

— Ocurrió algo, Omar? — mi voz sale ronca y dura.

Él asiente con su cabeza en mi hombro.

— Soy un idiota, el rey de los idiotas. Eso ocurre. — responde. — Fui una mierda de hermano contigo, no estuve para tí, no intenté entenderte, sufrías en silencio y yo solo te agregaba más dolor con mis insultos, actitud. — sigue. Un nudo se forma en mi garganta. — Te eche la culpa por alejarme de mi antiguo instituto, de mis amigos y puse a un desgraciado por encima de tí. Por qué demonios no me golpeaste en ese momento? Por qué no me gritaste? Por qué te deje de lado? Por qué nos alejamos? En qué momento te alejé de mí, hermanita? — cuestiona llorando, sus lágrimas mojan la camisa de Enzo.

Mi corazón se acelera, mis manos sudan.

>> — No tienes una idea de lo encabronado que estoy, conmigo mismo, con nuestros padres, con los que te hicieron sufrir y con ese imbécil profesor. — masculla enojado.

Paso saliva.

Mi mente está procesando todo lo que dijo, todo el dolor y arrepentimiento que salió de su voz. Solo puedo abrazarlo fuertemente, dejando que descargue todo; uno no llora por una cosa si no por todo lo que tiene acumulado.

Es sorprendente que un hombre tan serio e indiferente como mi hermano se muestre así y que reconozca sus errores. No negare que se me estrujó el corazón sus palabras pero sigo siendo Olivia, no me ablando con cualquiera y ya sufrí demasiado.

Lo tomo de los hombros apartandolo, él no pone resistencia y lo agradezco porque si no me vería obligada a tratarlo mal. Él se aparta por completo de mí, paso por su lado y voy a buscar mis cosas, de reojo veo como él se sienta nuevamente en mi cama, mirándome fijamente.

— No me dirás nada? Se qué no me perdonarás, pero sé que tienes algo o mucho para decirme. — habla, limpiándose las lágrimas.

Me giro para verlo, apoyando mi cuerpo sobre mi escritorio.

— Si tengo muchas para decirte pero ninguna será bonita o esperanzadora. — Él asiente y dejo que mi ira fluya. —  Fuiste una mierda de hermano, todo lo que dijiste es verdad, no estuviste para mí y a pesar de que no sabias lo que realmente sucedió podrías haberme preguntado o a nuestros padres, pero no lo hiciste, decidiste odiarme. — espeto. — No negare que me descarrile, que me encerré en mi misma, que estuve con las personas equivocadas e hice muchas cosas más pero eso no le da el derecho a nadie de juzgarme, suficiente tengo con mi carga de conciencia para que vengan a criticarme. — gruño molesta, señalandolo con un dedo.

Polos opuestos Where stories live. Discover now