Capítulo 4 [ Fiesta ]

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Olivia

Viernes, al fin.

Otra semana terminada llena de trabajos, exámenes y más basura instalada en el cerebro. No les doy flores a los profesores, pero si estudio y con el echo de pasar de año me sobra.

En realidad, tendría que estar un año avanzada, pero por inconvenientes del pasado repetí un año o mejor dicho me hice repetir. En mis institutos anteriores, tuve problemas con compañeros y por mi comportamiento, en total me cambiaron a cuatro institutos, el School Stone” es el que por ahora más estoy durando.

Me coloco bien mi gorro de lana y un suspiro sale de mí, es tan cómodo y suave. Bajo hasta la sala para encontrarme con mamá y las señora Smith, les sonrió y ellas igual.

— Oliv, querida! Cómo estás? — me abraza la señora Smith, le correspondo gustosa.

— De puta madre y usted?

Cool, no? — pregunta extrañaba y asiento soltando un risita.— Bien, mi niña. Ocupada con el trabajo.

Anna, la señora Smith tiene una veterinaria, cuida y les da hogar a animales de la calle.

— Ibas a algún lado? — pregunta mamá.

— No, solo me vesti formal para pasear por la casa. — respondo con una sonrisa.

Mamá me pone mala cara y con su bolso me da un golpe en el trasero. De dónde lo saco?

— Mamá!

— No seas sarcástica conmigo, jovencita. — me riñe.

— Y no me hagas preguntas, boludas. — replicó.

Otro golpe con el bolso en el trasero. Ambas nos miramos mal y Anna solo se ríe de nosotras.

— El vocabulario, Olivia.

— Tú me estás golpeando con tu bolso en el trasero, mujer! — me defiendo.

— Suficiente, dejemos está estúpida conversación. — se resigna yendo a la cocina con Anna siguiéndola.

— El vocabulario, Patricia! — la regaño con burla. Escucho su bufido.

Antes de entrar a la cocina junto a ella para despedirme mi teléfono suena, lo saco de mi bolsillo de la campera para ver qué es una llamada de Leo.

— Hola, qué sucede? — pregunto cuando atiendo.

Te estamos esperando.

— Estoy por salir de mi casa. Están todos?

Cada vez hay más y más.

— Joder, sufriré de claustrofobia. — murmuro y él ríe.

Estaremos con mis amigos.

Uf, ahora me siento mucho más tranquila. — me burlo.

Solo ven. Te espero.

Cuelgo la llamada, guardo mi teléfono en mi bolsillo y voy a la cocina para encontrarme a los dos mujeres hablando, sin decir nada me apoyo en el umbral para escuchar de qué hablan, ya que me dan la espalda.

Está mal, lo sé.

— Y como está Enzo? — pregunta mamá tomando un sorbo de su café.

Casi ni respiró cuando escucho su nombre.

Anna suspira y una pequeña sonrisa se plasma en su rostro.

— Le costo superarlo, era un niño que solo quiso experimentar y le salió mala la experiencia, pero me enorgullece verlo animado, sonriente y con sus bromas, dejo atrás al Enzo triste. — murmura en voz baja.

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