Capítulo 28 [ Me cansé de esto ]

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Olivia

Muecas de desagrado, en eso se resume mi fin de semana.

Al llegar a la casa de mi tía casi me da algo cuando ví que estaban todos mis primos, en total veintiocho.

Conviví por tres días con veintiocho infantes!

Lo peor, es que a mamá no le sorprendió así que deduzco que ya lo sabía y por eso me pidió que la acompañe.

— Adiós, mi niña! Gracias por venir y soportar a todos. — me dice la tía, Debora.

Sus ojos verdes oscuros, mirándome contentos y una sonrisa amable en su rostro. Pero, no puedo evitar arrugar la nariz al oler que alguien se echó un gas y ella lo nota.

Su mirada va a su hija, Milagros, que le sonríe inocente. Es una niña de seis años, con mucha similitud a su madre.

— Lo siento, mami. —dice en voz baja.

La tía, le sonríe y le resta importa, le pide a su hermano, Rayan, que la lleve adentro. Me despido con un movimiento de mano de los infantes, ya que no tengo ganas de saludar uno por uno.

— Adiós, tía. — le sonrió levemente.

Ella disimula su desilusión ante mi recelo al tacto, antes siempre le daba abrazos pero deje de hacerlo, no solo con ella sino con muchas personas.

— Adiós, hermana. Vendré a visitarte más seguido. — se despide mi madre.

Cómo se que van a tardar, me subo al auto en la parte trasera, me pongo mis audífonos y reproduzco la canción de Babi “Colegas”. Mamá entra al auto, se pone en marcha y se pone su propia música en un volumen bajo.

Mis ojos estaban por cerrarse pero la voz de mamá llamándome me hace centrarme en ella. Me quito un audífono y le hago una seña para que hable, ella traga saliva y eso me pone alerta.

— No es el mejor momento para esto, pero hace unos días ví un vestido tuyo y tenía manchas de sangre. — habla cautelosamente.

Me tenso.

— Si.. — pienso en una mentira.—, me bajo y me olvidé de lavarla yo misma. No volverá a pasar. — miento.

Ella me mira fijamente y su mirada se endurece.

— Eres buena mintiendo y te creería si no fuera porque la sangre está en la parte de adelante, el pecho, y no en la parte trasera.

Silencio.

Son contadas las veces que le mentí a mi madre, pero esta vez  era necesario. Ella sabe por todo lo que pasé y como me sentí, confió en que no volvería a hacer las cosas que eh echo antes.

— Olivia, responde. Confía en mí.

Hasta la música de ambas dejo de sonar y eso hace mas notorio el silencio incómodo.

— Fui a lo de Cameron, no fuí para volver con él, pero no pude evitar encontrarlo y me dió dos opciones cuándo me quise ir, y decidí...

— Pelear. — termina por mí con voz dura. Sus ojos marrones me miran molesta. Asiento con la cabeza.— Olivia, no aprendiste nada de lo que pasaste?! Ese chico solo te trajo problemas, te uso como una máquina de golpear solo para su beneficio. Tienes diecinueve años, ya no eres una niña.

Aprieto la mandíbula, conteniendome.

— Me dejaste explicarte el motivo por el que fuí, mamá? — replico, ella se calla y no dice nada. — No me iba a meter con él, por mí sería mejor no verlo nunca más, pero no lo pude evitar cuando fue al instituto junto a Tatiana a contar todo lo que mi hicieron.— explico. Ella me mira sorprendida. Sigo, ya estoy molesta.— No volví a nada de lo que pasé, menos volveré con él, lo hice porque me harté de que ellos sigan libres, que sus estupideces aún me atormenten y solo quiero que paguen.

Polos opuestos Where stories live. Discover now