Capítulo XV

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Algo tramaban, de eso estaban seguras.

Sus miradas los delataban.

Tanto Sabiene como Emilie miraban con suspecha a sus hijos, teniendo el precentimiento que dentro de esa caja no era lo que Marinette había dicho, llegando a penar que realmente esta había faltado a su palabra comprándoles algo por Navidad.

Quien si le prestaba atención a la escena - y no sospechaba nada - era Tom, el cual se encontraba sentado un par de sillas separadas de su consuegro y mantenía la clama entre todo el enigma creado por los jóvenes adultos.

Ambas mujeres estaban tan concentradas en no quitarle la mirada de encima a sus respectivos hijos, que no se percataran del acentuado silencio que se había formado en el comedor luego de que Gabriel abriera la caja.

Tom frunció el entrecejo intentando descifrar el por qué de la cambio tan abrupto que vio en la cara del diseñador una vez que éste entendió el contenido de la caja.

Eran contadas con la mano las veces que alguien dejaba al gran y prestigioso diseñador de modas sin palabras, y que se tratase de su hija y su yerno realmente lo intrigaba aún más.

Mientras todo esto pasaba, Adrien y Marinette se contenían lo más que podían para no explotar a carcajadas.

- ¿Qué significa esto? - aquella pregunta apenas pronunciada hizo que finalmente las dos mujeres prestaran atención.

- Significa exactamente lo que vez - responde su hijo, mordiéndose el labio inferior debido a lo gracioso que se veía su parte, agradeciendo haber tomado la decision de grabar su reacción.

Gabriel se quitó sus lentes y los miró aún más impactado sin poder llegar a creerlo.

Esto causó que tanto Sabine como Emilie se acercasen para ver que era lo que había dejado al esposo de ésta última tan desbocado.

Adrien se levantó de su lugar y se abrazó a la cintura de su azabache por detrás suya a la espera de ese presiso momento donde pudo apreciar como los ojos de sus madres se agrandaban más de lo usual, pegando un agudo chillido al identificar lo que se encontraba dentro de esa pequeña caja de cartón.

Su contenido no era otro que un par de zapatitos tejidos a mano color gris. Al final los detallitos que Marinette había comprado esa misma mañana no terminaron por convencerla como pensaba que quedaría, así que - y haciéndole caso a su esposo - decidió guardarlos, usando en su lugar papel resgado para decorar el fondo de la caja, adjuntando una notita pegada en la tapa del lado de dentro donde se leía la frase reveladora escrita en una perfecta letra cursiva.

"Nos vemos en nueve meses abuelitos"

- ¡¡OH POR DIOS!! - voltearon a ver a sus hijos - ¡¿De verdad?! - exclamaron ambas, sintiendo como sus miradas se iban humedeciendo de a poco.

La pareja asintió ya no pudiendo aguantar más, soltándose a reír.

- P-pero, pero, pero esperen, esperen... - Emilie se acercó a ellos - No están jugando con nosotros, ¿verdad? - ellos negaron sin poder dejar de reír.

- ¿Completamente seguros? - preguntó ahora Sabine siguiendo exactamente los mismos pasos de su consuegra, llegando frente a su hija, a quien tomó de las manos - Dime por favor que no es una broma... ¿No es una broma verdad? - para este punto, la risa de Marinette había sido reemplazada por las lágrimas, que al igual que su madre, empezaban a resvalarse por sus mejillas.

- No mami, no es ninguna broma... - Sabine se puso a saltar en su lugar de la emoción, causando una nueva risita en la ojiazul.

- ¡Oh por Dios! ¡Marinette! - la abrazó con fuerza sintiendo que el corazón le iba a mil.

Ceci Est Notre Début [Adrinette - MLB]Where stories live. Discover now