Capítulo V

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La puerta del ascensor se abrió, dejando ver como la pareja de recién casados salía de este. Adrien se encontraba detrás de la azabache, a quien tenía abrazada por la cintura dejando pequeños besos en la zona izquierda de su cuello, al mismo tiempo en que ella sonreía y se mordía el labio deseando llegar rápidamente al apartamento.

Una vez ya parados frente a la puerta, Marinette tuvo que batallar en buscar la llave del hogar, aún teniendo al rubio de su marido muy a gusto abrazado a ella y sin intenciones de apartarse ni un solo milímetro.

Al ya estar dentro, y luego de haber dejado su bolso colgado en el perchero a un lado de la entrada, se giró quedando frente a frente con Adrien, el cual le sonrió aún teniendo sus brazos al rededor de su cintura.

- ¿Piensas soltarme en algún momento? - le preguntó ella entre un tono burlón y seductor.

- Nunca - respondió éste apoyando su frente contra la de ella, rozando tiernamente sus narices - Te eché de menos hoy por la tarde... - confesó en un murmuro mientras subía y bajaba sus manos sobre la cintura de ella.

- Que cursi te me pones a veces... - Marinette rodó los ojos de forma divertida al tiempo que cruzaba sus brazos por detrás del cuello de su marido.

- ¿Estás diciendo que tu no lo hiciste? - le dijo él formando un adorable puchero al fruncir sus labios.

Marinette volvió a reír.

- Gatito tonto... claro que sí lo hice - respondió poniéndose en puntillas para poder quedar a su misma altura.

- ¿Segura?... No te escuché muy convencida - apretó un poco más su agarre, acercándola aún más a él a la vez que le regalaba una sonrisa coqueta.

- ¿No? - el ojiverde negó con la cabeza - ¿Y qué podría hacer para convencerte de que hablo en serio? - preguntó la azabache siguiéndole el juego a su marido, mientras acariciaba tiernamente sus mechones rubios.

- Ahora mismo se me ocurren un par de cosas que estaría dispuesto a recibir como demostración - murmuró Adrien al mismo tiempo que colaba sus manos por debajo de la blusa de la ojiazul, logrando que los roces de sus manos en la espalda de ésta comenzaran a acelerarce, logrando que sean más placenteras.

- ¿En serio? - continuó al tiempo que rosaba apenas sus labios con los de él - ¿Me darías alguna pista de lo que tienes en mente? - le sonrió de forma picarona.

- No te preocupes My Lady que te daré más que una simple pista - mencionó éste y acto seguido la levantó de un tirón, dejándola colgada como koala con las piernas al rededor de su cintura.

Marinette no pudo evitar dejar escapar una risita divertida por las palabras de su esposo, al mismo tiempo que sentía como sus manos, que se encontraban sosteniéndola desde el trasero, le daba pequeños apretones de vez en cuando.

- Uy... eso sonó a propuesta indecente - sonrió luego de haber dejado un lento, pero al mismo tiempo lujurioso beso sobre sus labios - ¿Puedo intentar hacer el esfuerzo de adivinar que podría ser? - inquirió ella curiosa mientras se mordía el labio inferior de forma seductora.

- Si así lo desea puede hacerlo.... pero le advierto Sra. Agreste, será una sorpresa... así que por mi parte no espere ninguna respuesta - le dijo él a la vez que empezaba el recorrido hacia la habitación principal - Lo que si puedo garantizarle es que una vez que empecemos, no querrá separase de mi lado por unas cuantas y largas horas - le hizo saber al mismo tiempo que la dejaba con la espalda apoyada contra la pared, ya estando dentro de la habitación.

- Mmm... suena tentador eso que dice Sr. Dupain-Cheng - mustió levantando un poco el cuello al ver como Adrien se acercaba a ella con todas las intenciones de atacar esa misma zona - Pero... ¿está seguro que... p-podrá cumplir... con lo prometido? - preguntó con un poco de dificultad gracias a los repentinos besos y lamidas que su rubio le propinaba en la zona del pescuezo, las cuales iban subiendo en intensidad.

Ceci Est Notre Début [Adrinette - MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora