Capítulo II

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-Señores pasajeros, bienvenidos al Aeropuerto Internacional de Chales de Gaulle, en la ciudad de Paris - la voz de una de las aeromozas se escuchó en todo el avión - Por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague. Los teléfonos móviles deberán permanecer totalmente desconectados hasta la apertura de las puertas. Les rogamos tengan cuidado al abrir los compartimentos superiores ya que el equipaje puede haberse desplazado. Por favor, comprueben que llevan consigo todo su equipaje de mano y objetos personales. Les recordamos que no está permitido fumar hasta su llegada a las zonas autorizadas de la terminal. Si desean cualquier información, por favor diríjanse al personal de tierra en el aeropuerto; muy gustosamente les atenderán. Muchas gracias y buenos días.

Adrien volteó hacia su esposa, no pudiendo evitar sonreír divertido al verla todavía apoyada sobre su hombro, con los audífonos puestos y sumida en un profundo sueño ajena de todo lo que sucedía a su alrededor. Por eso mismo, él se encargó de abrochar ambos cinturenoes, teniendo que hacer malabares para no despertarla en el proceso.

Ya en tierra, luego de pasar por migración y la zona de desembarque para recoger sus maletas, se dirijieron hacia la salida.

- ¿Quién viene por nosotros? - preguntó la azabache entrelazando sus manos.

- Gorila nos está esperando afuera - respondió dedicándole tierna sonrisa.

Marinette apoyó su cabeza en el hombro de su marido, hasta que un escalofrío le recorrió por el cuerpo gracias a la corriente de aire que chocó contra ellos al salir del lugar.

Al notarlo, Adrien soltó la mano que tenía entrelazada con la de ella pasando su brazo sobre sus hombros, abrazándola y acercándola más a él.

- Te advertí que te trajeras una campera en mano para prevenir estas cosas - se burló éste, a lo que Marinette respondió aquello sacándole la lengua de manera infantil.

- No pensé que estaría tan fresco... - frunció sus labios un tierno puchero, causando que el rubio riera divertido.

- Teniendo en cuenta que ya estamos en diciembre y que quedan solo dos semanas para que entre el invierno, creo que hubiera sido una buena idea - volvió a burlarse, pero esta vez dejando un tierno beso sobre su sien.

Marinette se unió a sus risas apegándose más a él buscando un poco de calor corporal.

Una vez que divisaron al enorme hombre parado a un lado del auto, ambos rápidamente aceleraron su paso. Gorila los ayudó con las maletas, guardándolas en la parte de atrás del vehículo para luego subirse, y una vez que el matrimonio sentado en la parte de atrás confirmaran estar listos, aceleró rumbo al departamento de éstos dos.

Durante el viaje, ambos aprovecharon el momento para admirar la ciudad desde la ventana, con las manos entrelazadas y sin decir palabra alguna.

Era raro de explicar, pero la sensación que les transmitía volver a ver ese emblemático monumento que adornaba su ciudad, los hacía sentir que verdaderamente habían vuelto a casa.

Pero por otro lado, el lunes empezarían la rutina nuevamente, volviendo a retomar los proyectos pendientes que habían dejando en pausa antes de irse de Luna de Miel.

El auto se detuvo frente al edificio, los dos se bajaron del vehículo y caminaron hasta donde Gorila se encontraba, ayudándolo a sacar las valijas.

Una vez con su equipaje en mano, ambos le agradecieron al corpulento hombre, y luego de que Adrien le diera el día libre, se adentraron al edificio siendo cordialmente recibidos por los recepcionistas.

Ceci Est Notre Début [Adrinette - MLB]Where stories live. Discover now