Capítulo IX

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Luego de salir del trance en el cual había quedado, Alya terminó por entrar del todo a la cocina con su hija en brazos acercándose a su amiga.

- Claramente este no es el mejor momento para hablar - empezó a hablar la morena - Pero que te quede bien claro algo... - la apuntó con el dedo - Luego de que la pequeña saltamontes se duerma, tu y yo tendremos una seria conversación - la miró entre cómplice al mismo tiempo en que alzaba sus cejas - Así que termina de hablar con tu príncipe azul para que podamos empezar a preparar la merienda - le guiñó un ojo al final.

- ¿Eztaz hamblando con el tio Adlien? - la voz de la menor llamó rápidamente la atención de ambas adultas.

Marinette no pudo evitar sonreír enternecida al ver como Alizee había relacionado aquello de 'príncipe azul' con Adrien. Ella asintió agachándose para quedar a su misma altura.

- ¿También quieres hablar con él? - le preguntó acercándole el aparato.

La infante asintió entusiasmada, y una vez que pegó el teléfono a su pequeña oreja comenzó a contarle a su tio favorito lo emocionada que cocinaría una gran tota de chocolate con su tia Mari y su mamá.

Mientras eso ocurría, Alya se acercó hasta su la azabache y la tomó con firmeza por los hombros.

- ¿Te encuentras bien? - le preguntó mirándola directo a los ojos.

- Si... - asintió ella - Después hablamos, ¿okey? - le pidió, siendo ahora la morena la que asintiera con la cabeza, a la vez que escuchaban como Alizee se despedía del rubio.

- ¡Adioz tio Adlien! - le tió un beso al celular al final, para luego devolvérselo a Marinette - Tia Mali, el tio Aldien quele hamblal comtigo.

- Gracias cariño - le sonrió llevándose el aparato a la oreja - ¿Digaaa? - se hizo la desentendida mientras le guiñaba un ojo a su sobrina, quien rió divertida con sus dos manitos sobre su boca.

Buenas tardes, habla el príncipe azul - contestó el rubio sentándose en el escritorio - Quería saber, y si no fuera mucha molestia, si podría continuar hablando con la monarca del reino Agreste-Dupain - Marinette no pudo evitar sonreír divertida al escuchar como él le seguía el juego.

- En ese caso tu no serías príncipe sino rey, ya que yo no soy la única monarca de este reino - comentó ella alzando una ceja a la vez que salía de la cocina para poder su conversación.

- Tienes razón, mi error - Adrien asintió apoyando el teléfono entre su hombro y su oreja para poder seguir ojeando unos documentos importantes que le había quedado pendiente de la reunión de ese día - Ese título mejor se lo dejo al pequeño gatito que viene en camino - agregó él causando que ella volviera a sonreír, solo que esta vez lo hizo de forma tierna.

- Aún no estamos seguros de eso - murmuró sentándose en el sillón más grande de la sala - Pero suponiendo que si pase... puede que te estés equivocando y termine siendo yo la que ceda mi puesto a la que podría ser la nueva princesa del reino - cruzó una pierna sobre la otra mientras lo escuchaba reír.

- Mientras estés dispuesta a ser mi reina yo no tendría problema con eso - respondió el rubio, enamorándola aún más.

Varias horas después y luego de que terminaran de cenar, Alya subió con su hija en brazos (la cual se había quedado dormida mientras terminaba de comer) a la habitación que Marinette les cedió para acostarla, mientras que la ojiazul terminara de lavar los platos.

Al encontrarse en el salón del apartamento, se sentaron en el mismo sillón donde Marinette había tenido su conversación telefónica con Adrien.

Tenían un tema muy importante del cual hablar.

Ceci Est Notre Début [Adrinette - MLB]Where stories live. Discover now