capítulo 33🔪🩸

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Los exámenes se me habían venido encima y yo no estaba ni de cerca lista para rendirlos y aprobarlos pero allí estaba haciendo mi mayor esfuerzo por aprobar.

El profesor tiene sus ojos puestos sobre mi y analiza cada movimiento involuntario que hago con mis manos, ¿Que le pasa?

—¿Le ocurre algo señorita, Johnson?

Aprieto mis labios mientras niego con la cabeza.

—No, todo esta bien.

Ja. Gran mentira.

Centro toda mi atención en la hoja que hay apoyada en la mesa, la mayoría de las cosas la sabia pero se me había imposible responderlas. Mi mente no paraba de darle vueltas a lo que había sucedido una semana atrás, todo se habia vuelto en mi contra, tanto mis sentimientos como la estúpida investigación en la que estaba trabajando.

Trago saliva lentamente mientras un repentino miedo de que el profesor, quien todavía me observa, supiera lo que había pasado.

Era algo imposible, lo sé. Devon, Evans, Connor y Victoria eran realmente profesionales sabía como limpiar todo a la perfección, como ocultar un cadáver y sobre todo como actuar con total normalizar luego de cometer un acto tan sádico como el de torturar y asesinar a una persona. Y todo eso me lleva a la siguiente pregunta ¿Como demonios sabían todo eso?

Vuelvo a mirar al profesor y me pongo en pie para entregar la hoja, ya no soportaba nada más. Ni su intensa mirada, ni el hecho de no poder responder las preguntas ni la maldita curiosidad que aun me picaba.

Camino hasta su escritorio y con un movimiento rápido le dejo la hoja encima de los otros exámenes que ya habían sido corregidos.

— Esta en blanco, Johnson.— dice en un tono de voz bajo para que yo sola lo escuche.

— Lo sé, voy a volver hacerlo en la siguiente fecha— respondo mientras me niego a hacer contacto visual con él.

— Bien, pero es una pena que una chica tan inteligente y bonita como tú tenga que reprobar un examen.— la forma lenta en la que lo dice me obliga a levantar ambas cejas y mirarlo— Podríamos arreglarlo de otra manera.

El desconcierto es claro en mis facciones ya que él profesor suelta una sonrisa despreocupada para quitar la tensión que se había interpuesto en la conversación.

— Tengo que irme.— digo aclarando mi garganta.

—Si, claro— responde pero me toma de la muñeca y ese gesto me hace imposible alejarme— Solo digo que lo pienses.

Un nudo en el pecho hace presencia.

—Está bien.— me suelto de su agarre y camino directamente hacia mi mesa para juntar los libros con rapidez.

¿Que demonios había sido eso?

Salgo del aula con el corazón acelerado, en los pasillos no había nadie ya que todos estaban en clases o en la cafetería.

Voy hasta mi casillero y allí guardo los libros con nerviosismo, lo que había ocurrido minutos atrás en el aula todavía me producía escalofríos el profesor jamás me había mirado con otra intención o yo jamás me había percatado.

— ¿Y a tí que te ocurre?— de una voz detrás de mí que me hace dar un salto del susto.

Evans estaba ahí mirándome con atención.

Su cabello rubio iba peinado hacia atrás, llevaba puesto una camisa blanca y un pantalón de vestir negro encima de este elegante atuendo llevaba puesto un delantal médico que indicaba que acababa de salir de clases.

— Tú que haces aquí mejor dicho.— respondo cerrando la puerta del casillero.

— Yo estoy en todos lados, querida.— sus ojos se entrecierran— por el temblor de tus manos diría que te ocurrió algo.

Miro mis manos y automáticamente las meto dentro del bolsillo del buzo blanco que llevo puesto.

— Que observador, primero me amenazas y luego te preocupas.

El rubio niega con la cabeza mientras se cruza de brazos, estábamos hablando lo más normal sin embargo el ambiente era tenso. No le caía bien y eso lo sabía ya que si de él dependiera estoy más que segura de que me encontraria tres metros bajo tierra.

— No me preocupas, sin embargo es tan evidente que algo te ocurrió que me vi obligado a preguntar.— se muerde el labio ligeramente y ese simple gesto lo hace ver aún más amenazador— No creas que eres la única curiosa por estos lados.

Mi corazón se acelero al prestarle atención al fugaz pensamiento de que quizás él supiera de mi investigación, el tono con el que dijo aquello último activo todos mis sentidos.

— Por cierto...— Me mira de arriba a bajo y luego me guiña un ojo— Feliz cumpleaños.

Mi ceño se frunce mientras lo veo alejarse caminando con seguridad.

Feliz cumpleaños. Había dicho.

Un suspiro sale de mi garganta mientras escucho sonar mi celular, los cumpleaños no solían ser mi fecha favorita sobre todo no después de los innumerables malos momentos que me hacía pasar mi padre.

—¿Mamá?— pregunto y su risa me responde— ¿Ocurrió algo?

— ¡Feliz cumpleaños! — dicen a coro madre y Christopher del otro lado de la línea.

Si, a ella le encantaba celebrar mi cumpleaños.

Creo que siempre se sintió culpable de no poder darme un cumpleaños digno ya que luego de que mi padre se marchara no había un año donde ella no se esmerarse en armar una celebración digna de la realeza.

—¿Como amaneciste hoy, cariño?

Antes de hablar me aclaro la garganta.

—Bien, algo cansada pero estoy bien. ¿Ustedes? ¿Christopher como esta?

La conversación con mi madre se extiende un rato más hasta que finalmente me dice lo que estaba evitando escuchar.

— Este cumpleaños va a ser el mejor de todos.

<< El cabello rubio de mamá cae por su rostro como una cascada, sus mejillas estan húmedas y rojas debido a la gran bofetada que mi padre le dio minutos atrás.

—No pasa nada, cariño.— susurra con la voz débil— Estoy bien.

— Ya no quiero un gran pastel,— respondo intentando hacerla sentir mejor— Podemos salir al parque a caminar o mirar películas.

— Te prometo que el siguiente cumpleaños será el mejor de todos.>>

— Este año no quiero nada,— le digo antes de que continúe contándome sus planes.

— Siempre dices lo mismo— dice y puedo jurar que le esta haciendo señas a Christopher para que cancele todos los pedidos que hizo.

— No me gustan los cumpleaños, mamá.

Suelta un suspiro y por unos segundos un silencio cargado de recuerdos nos hundida.

— Bien.— acepta y yo no puedo evitar sentir sorpresa— tomate un vuelo y ven a casa.

El corazón martillea fuerte en mi pecho ante la idea de volver, habían pasado varios meses desde que me había ido sin embargo no me sentía la misma persona. Había cambiado demasiado, las cosas había cambiado demasiado.

— ¿Un vuelo? ¿Ahora?

— Si, Christopher y yo ya nos encargamos de todo.

— Mamá, nada de sorpresa o lo que sea que se te ocurra.

Una risa divertida suena y eso me hace reír también.

— Nada de sorpresas.

— ¿Lo prometes?

— Si, lo prometo.

Reina el amor duele (COMPLETA✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora