capítulo 21🔪🩸

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Todavia estoy en la terraza, luego de lo que había ocurrido fui incapaz de poner un pie en el departamento otra vez, así que en cuanto veo a Devon frente a mi siento que debo correr y no precisamente en su dirección, él querría hacer que vuelvo al departamento pero no quería hacer eso. Me aterraba la idea de estar ahí sola.

—¿Por qué no estás dentro del departamento?

Luce cansado, tan solo han pasado unas horas desde que lo vi por última vez pero aún así luce diferente. Más intimidante.

—No lo sé, creo que voy a subir a tomar un cafecito con el espíritu del violador en el baño—respondo usando todo el sarcasmo que soy capaz de reunir.

—Ponte en pie,—dice ignorando por completo lo que dije—vamos a mi departamento debes bañarte y comer algo.

—No voy a ir contigo a ningún lugar, cuervo.

No puedo mirarlo, hay algo en la forma en que sus ojos me ven que me pone los pelos de punta.

—Quieras o no vienes conmigo, es peligroso que estés sola.

—¡No voy a ir a ningún lugar!—espetó.

Devon me toma del brazo con brusquedad haciéndome poner de pie a la fuerza, noto que sus ojos están hinchados y que un rojo intenso los decora.

—¿Estuviste llorando?—pregunto con curiosidad.

—No, bambi, me puse limón en los ojos.

El sarcasmo es tan obvio que me dan ganas de darme una bofetada mental por preguntar cosas tan tontas, Devon entrelaza sus dedos con los míos y en pocos segundos me esta arrastrando fuera del aire libre que me proporciona la terraza.

—Ponte mi buzo o la gente comenzará a preguntar porque demonios tienes la blusa manchada de sangre.

Me coloco el buzo gris que me ha dado sin emitir sonido alguno, hecho esto Devon vuelve a tomarme de la mano y comenzamos a caminar por el estrecho pasillo de luces blancas.

Pasamos por la puerta de mi departamento y los recuerdos de Connor limpiando el baño para dejarlo impecable me invaden. ¿Habían matado a más personas y ya estaban acostumbrados? ¿Querrían matarme por a ver visto todo lo que ocurrió?

Al salir por la puerta del edificio miró las nubes espesas se mueven con rapidez arriba nuestro, desvió mis ojos a mi mano entrelazada con la del pelinegro y unas incontrolables cosquillas hacen presencia en mi estómago.

(...)

Entrar a su departamento sabiendo que voy a quedarme a dormir en él es incómodo, ni bien Devon atraviesa la puerta de entrada Kenai, la bola de pelos blanca, comienza a caminar entre sus piernas pidiendo mimos.

El cuervo levanta al gato en un gesto tierno y comienza a besarle la coronilla—¿Quien me extraño?—El animal le responde con un maullido que hace que Devon sonría—Si, tú me extrañaste.

Lo baja al suelo y va hasta la cocina donde saca una bolsa transparente con alimento.

—Siempre que llego hace lo mismo, diría que es su rutina. —me cuenta mientras le carga el tazón de comida.

Devon le deja la comida al lado del tarro con agua.

—Es precioso—digo—¿De donde lo sacaste?

Camina hasta el sillón donde se sienta y me hace un gesto para que haga lo mismo.

—Un día iba caminando con Evans, Connor y Victoria al bosque y él estaba dentro de una caja de cartón mojada—un brillo de nostalgia hace presencia en su mirada—lo sequé con mi remera y lo lleve a mi casa, ese día casi muero yo y el gato... —continúa—La madre de Connor no quería saber nada sobre cuidar cosas, decía que suficiente tenía conmigo y sus hijos.

Reina el amor duele (COMPLETA✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora