Kirino y Shindou no tardaron más de treinta segundos en llegar al lugar de la pelea, encontrándose con una terrible escena, donde Tenma y Kariya estaban siendo duramente molestados por los mayores, lo cual solamente encendió todas las alarmas en el pelirrosa, quien sin pensarlo mucho, tomó al líder de los matones y lo estampó contra el suelo - ¿Qué crees que le haces a mi hermano?

- Yoshida-san... Ellos son del club de fútbol - Susurró uno de los secuaces al caído - Dicen que tienen mucha influencia con los profesores, incluso con el director... Deberíamos irnos.

Los agresores desaparecieron tan rápido como llegaron, pero la tensión del ambiente no se había disipado en lo más mínimo - ¡Matsukaze! - Gritó molesto el defensa, acercándose al nombrado - Primero... ¿Estás bien? Segundo ¡¿Cómo se te ocurre pelearte en tu primer día?! ¡¿Qué tenías en la cabeza?!

- Kirino - Llamó el peligris, colocándose a su lado derecho - Ignoras a cierta persona presente... Estoy seguro que tuvo algo que ver en esto - Comentó dirigiendo su mirada hacia el peliteal.

- ¡Ellos lo estaban molestando! Yo solo lo defendí - Respondió Masaki, levantándose y sacudiendo su uniforme - No escuché muy bien que era lo que querían de él, pero de nada por defender a tu hermano - Agregó con sarcasmo, desviando la mirada - No me quiero imaginar la reacción de Kazemaru-san cuando se entere de que lo molestan en la escuela...

- ¡Ni lo digas! - Exclamó el castaño resoplando - No quiero hacerles preocupar, además puedo cuidarme solo.

- Bueno, basta de plática - Interrumpió el peligris - Kirino, tenemos que regresar al entrenamiento, y no creo que sea buena idea dejarlos solos, lo mejor será llevarlos con nosotros y que esperen en las gradas.

- Tienes razón - Respondió el defensa, volteando a ver al chico con cabellos en forma de rollos de canela - Matsukaze, trae tus cosas - Ordenó - Te espero en el campo de soccer, no tardes.

El castaño asintió y se apresuró en recoger todo, siendo ayudado por Kariya, quien a regañadientes aceptó unirse a los demás, él quería regresar a casa cuanto antes para estrenar el nuevo videojuego de que sus padres le habían regalado por su comienzo en la secundaria Raimon, aunque el plan de pasar la tarde con quienes creció tampoco sonaba mal, incluso podía ser más divertido, pero él no lo diría.

Para Tenma, los entrenamientos del club de fútbol eran más que interesantes, siendo él un gran fanático del deporte a causa del ejemplo de sus padres, habiendo crecido en medio de salidas al estadio, entrenamientos en casa y gritos apasionados cada que el Sagan Tosu o el Real Madrid anotaban, sabiendo a la perfección que esos dos equipos tenían un valor sentimental muy fuerte.

Aún recordaba la reacción de su padre cuando le dijo que quería volverse un regateador, apenas tenía ocho años y ya había decidido volverse el mediocampista más ágil del mundo, solo por detrás de su ejemplo a seguir, llamado "El Huracán Azul".

Él sabía que Endou siempre quiso que alguno de sus hijos fuera portero, y las últimas esperanzas del chico de la banda naranja estaban depositadas en el pequeño Tenma, pues el mayor ya se entrenaba como defensa, siendo parte de un club infantil local.

Escondido en el último peldaño de las escaleras, escuchó la conversación entre sus dos guardianes, y aunque él no tenía intenciones de espiarlos, terminó quedándose para saciar su curiosidad, habiéndose despertado por la necesidad de tomar agua en medio de la noche, lo que lo obligó a bajar en dirección a la cocina, encontrando a sus padres sentados en el sofá conversando con una sonrisa relajada como siempre.

- Matsukaze me dijo hoy que quería ser centrocampista - Comentó el castaño mientras bebía su café - Bastó que viera videos tuyos en internet haciendo técnicas de regate para que quedara maravillado contigo...

¿Fácil? ¡No! (Completa)Where stories live. Discover now