Jeon Seokjin tiene exactamente cuatro semanas para impedir el compromiso de su hermano menor, condenado a un matrimonio sin amor. La única manera de pararlo es hacer un compromiso mejor, más ventajoso, más lucrativo para la familia Jeon. Es imposibl...
Sus ojos viajan a la placa debajo, un gran título de "MAMA" en mayúsculas. Su mente se imagina a su propia madre, de regreso en Busan, su pecho se presiona con familiaridad. Normalmente solo ve a su madre una vez al año, después de que cumplió sus obligaciones con los Jeon en Chuseok. La extrañó este año, ocupado buscando cómo mantener a Jungkook a salvo. Es extraño, pensándolo bien. Pasaron muchas cosas, muchas cosas cambiaron desde entonces.
Seokjin cambió mucho desde esos días de pánico e incertidumbre.
Sus ojos leen la descripción. Mahal na mahal kita con su traducción. Te amo demasiado.
—Mahal na mahal kita— dice lentamente, sintiendo las palabras en su lengua. Extraña a su mamá. Extraña Busan. —Mahal na mahal kita— repite, con más confianza en las palabras, con los ojos fijos sobre la pintura. Hay mucho que quiere decirle a su mamá. Tiene mucho en su mente que solo su mamá podrá ayudarle a entender.
Suspira y se aleja, encaminándose a su oficina para trabajar.
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El celular de Seokjin comienza a sonar tan pronto como entra al elevador en el pasillo que lleva a los departamentos. Mueve las bolsas de papel en sus manos tratando de acomodarlas mientras camina a la puerta. Tararea todo el camino por su tono de llamada, ignorando el botón para responder. Quién quiera que sea puede esperar diez minutos en lo que llega al departamento, dejar las compras y cambiarse la ropa del trabajo. El tono de llamada se detiene cuando llega a la puerta. Pone todas las bolsas en un brazo y desliza la pantalla para poner el código.
Salta de sorpresa cuando su celular suena de nuevo, sonando fuertemente y casi tira sus bolsas. Recupera el aliento, un shot de adrenalina corre por sus venas. Hace un chillido y agarra fuertemente las bolsas.
—Nada es así de importante— frunce a su celular que aún vibra en su bolsillo. Finalmente levanta una mano y presiona el código, su celular se pone en silencio mientras entra.
Casi inmediatamente comienza de nuevo y bufa con molestia. Deja las bolsas cerca del armario de los zapatos y tiene problemas con su bolsillo, su vibrante celular cae de sus manos hacia el suelo. Lloriquea y espera que la pantalla haya sobrevivido.
El celular deja de sonar de nuevo cuando se inclina para levantarlo. Suspira y ve la pantalla intacta. Desbloquea el celular y frunce cuando ve el nombre de Wendy tres veces. Se quita los zapatos y pasa el pulgar por la pantalla. Trata de llamarla cuando su celular aparece en la pantalla su cara y el celular comienza a sonar de nuevo. Desliza para responder y pone el celular en su oreja.
—¿Estás ebria o algo?
—¿Sabes? Estoy de buen humor, así que no voy a responder eso— dice Wendy, con una voz suave. —Pero son las once de la mañana aquí, Jin-ah, ¿cómo te atreves?
Seokjin sonríe y se quita su chaqueta incómodamente mientras trata de ponerla en el clóset con una mano.
—Bien, ¿qué es tan importante como para llamarme cuatro veces seguidas? Casi tiro mis compras.
