CAP. 30

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El azabache se despierta con agitación, su corazón late con prisa y tiene la mirada perdida. Su cabeza le da vueltas y siente una corriente helada recorrer todo su cuerpo. Tiene el cabello desordenado y la respiración irregular. Busca la manera de calmarse, pues la falta de oxígeno está causando un inmenso dolor en su pecho, lo que hace que su intención se vuelva algo complicada. Después de un rato, logra su cometido.

El aire fluye correctamente por sus vías respiratorias hasta sus pulmones, la sangre circula de manera natural por sus venas, su corazón late con regularidad, ya no siente tanto frío, su cabeza dejo de darle vueltas, y aquella sensación de opresión en su pecho desapareció casi por completo. Pero, aunque leve, persiste. Ahora puede prestar más atención al entorno que lo rodea. No es su cuarto, ni el de katsuki. Está en una habitación blanca en su totalidad, exceptuando por aquella chaqueta de diseño militar colgada en el respaldar de la silla junto a la cama. Reconocía esa chaqueta, le pertenecía a su muy explosivo novio por lo que era difícil no hacerlo. Además, desde allí podía sentir el aroma a nitroglicerina y canela que provenía de aquella prenda, aroma tan característico del Pomerania.

Tokoyami cayó en cuenta de algo. Si la chaqueta estaba allí ¿Dónde estaba su dueño? La pregunta fue respondida al momento en que la puerta del pulcro cuarto se abrió y por esta misma apareció katsuki, con una lata de café en la mano y una pequeña bolsa blanca colgándole del antebrazo. En cuanto el cenizo miro hacia la camilla, se encontró con la sorpresa de que el azabache se hallaba despierto, por lo que un gran alivio recorrió todo su cuerpo, pero no lo hizo notar demasiado. Tan solo soltó un suspiro y se fue a sentar.

- ¿Cómo te sientes? – pregunto con calma una vez se acomodó en la silla

- un poco..mareado – katsuki asintió ante su respuesta

- es normal, te desmayaste después de un gran shock, y la falta de sueño te afecta también – el azabache se sorprendió, pues no recordaba haberse desmayado

- ¿en qué momento…?

- fue en medio de la calle, luego de que el camión casi te atropellara. Te llevaste un susto muy grande, perdiste la conciencia y caíste desmayado. Ni siquiera te rozó, se detuvo a tiempo, pero un centímetro más, y tu casi… - la lata en la mano del blondo crujió, pues este la había apretado, pero sin implementar demasiada fuerza

Fumikage se sentía como un idiota, preocupo a sus amigos y a su novio, y casi hace que lo maten por estar discutiendo con este último por su falta de responsabilidad al cuidar de su propia salud. Ahora, se encontraba tendido en la cama de un hospital, con el cenizo regañándolo de forma indirecta y una horrible sensación en el pecho llamada culpa.

El azabache aparto la mirada, y el silencio reino por un rato, hasta que se escuchó como katsuki soltaba un suspiro algo pesado y se levantaba de su lugar. Se posó en la orilla de la cama y tomo las temblorosas manos de su novio, puesto que esa fue la razón por la que se levantó, captando así la atención del gótico muchacho, quien no pudo evitar la aparición de un tono rosa en sus mejillas al momento de presenciar el instante en que el cenizo llevo sus manos hasta sus propios labios, depositando así un suave beso sobre los nudillos de esta, y acariciándolas con sus pulgares una vez las alejó.

Tokoyami pudo distinguir algo en los ojos de katsuki, preocupación.

Oh, es cierto, no es la primera vez que se mete en un problema tan serio que casi le cuesta la vida. La última vez su don le fue arrebatado, y con ello, perdió una parte muy importante de sí mismo. Katsuki también sufrió ante la pérdida de dark shadow, pues este se había ganado el incomparable cariño del cenizo, y eso era algo difícil de lograr. Por lo tanto, que se fuera así como así, sin la oportunidad de despedirse, dolía demasiado.

Caricias bakutokoWhere stories live. Discover now