CAPÍTULO 34

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Archie había dedicado cada segundo y minuto disponible a la creación de su propio prototipo, había introducido la contraseña unificadora de las cinco Claves, y había continuado investigando por su cuenta hasta altas horas de la madrugada. Durante ese tiempo, había descubierto que cada una de las Claves indicaba una localización en el mapa tal y como había supuesto en un principio, así que, no tardó mucho en iniciar el proceso de triangulación entre las coordenadas la misma madrugada que Jax despertó, justo después de que Joyce anunciara que permanecería estable y que estaba fuera de peligro por el momento.

El superordenador había pasado trabajando todo el tiempo que restaba de la noche y el castaño había estado esperado los resultados. Sin embargo, en algún momento se había quedado dormido sobre la mesa.

Cameron pasó dentro de la sala al ver todavía las luces encendidas y se acercó con intención de despertarlo para que fuera a descansar en condiciones, pero lo que vio en la pantalla lo dejó petrificado.

—Arch...—no hubo respuesta— ¡Arch!

Puso una mano en su hombro y lo zarandeó rápidamente haciendo que el chico se sobresaltara y casi se cayera de la silla.

—¡Estoy despierto! ¡Estoy despierto! —balbuceó sin sentido ninguno— ¿¡Qué pasa!? ¿Qué...?

—Mira eso.

El castaño se levantó rápidamente, tirando la silla a su espalda. Cameron parecía que iba a decir algo o comenzar a gritar de emoción en cualquier instante cuando Archie tomó su rostro para encajar su boca en la suya de golpe y besarlo con todas las ganas.

Luego se separó de la misma forma abrupta.

—¿Y esto por qué?—logró decir entre sus labios—.

—Porque te adoro a ti y a tú don de la oportunidad—rio entre jadeos, volvió a besarlo y rozó su nariz—Lo tenemos... Tenemos a Shaw.

—¿Has visto bien la zona?

—¿Qué?

Cameron se retiró un poco y apuntó con el dedo a la pantalla.

—Si los cálculos son correctos y ese es el lugar que indican las Claves, la persona que buscáis está en el Páramo, Archie.

La noticia no tardó en extenderse como la pólvora por todo el refugio y este se había impregnado de un ambiente de celebración.

—Eh, Laurel. Espera. ¿Te has enterado ya?

—Claro, es de lo único de lo que habla todo el mundo.

—No pareces muy contenta—comentó, luego entornó los ojos, como si intentara analizar su expresión en busca de una explicación— ¿Todo bien? ¿Jax ha tenido algún problema?

—No. No que yo sepa.

—¿"Qué tú sepas"?— luego entendió a que se refería— ¿Aún... no has ido a verle?— ella solo negó con la cabeza un par de veces visiblemente incómoda— Laurel, prácticamente no te separaste de él ni un segundo durante el tiempo que estuvo dentro de la Caja Negra. ¿Y ahora le aplicas la ley del hielo? No lo entiendo.

—No, claro que no. —replicó, luego se dio cuenta de que su voz había sonado demasiado brusca— Oye, solo quiero... darle espacio. Tiempo suficiente para recuperarse. Sé lo que esa cosa te hace y te aseguro que no es nada agradable.

—Ha estado preguntando por ti— ella permaneció en silencio, mordiendo su labio inferior, sentía cómo el corazón se le aceleraba—Ahora mismo, Archie está arriba con él terminando de contarle la gran noticia y el viaje que está planeando a Noxville—puso una mano en su hombro— Mira, no sé lo que ha pasado entre vosotros dos, pero sea lo que sea estoy seguro de que se alegraría de verte.

Aleación: Las ruinas del cobre  (Corregida y Editada)Where stories live. Discover now