21 - Pelea y disculpa | Bluepulse

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Flufftober Día 21: Pelea y disculpa
Bluepulse Week Día 4: Industrias Kord

Extra: AU sin poderes. Si encuentras similitudes con el AU de mi fanfic Todo a su tiempo, estás en lo correcto.

Jaime no solía ser gruñón en su trabajo, ese realmente no era su estilo, pero, sencillamente, la noche anterior había sido un desastre total. Había discutido con Bart porque él había discutido con su hermano. Simplemente, cuando Bart y Wally tenían problemas, él también los tenía. A veces era insoportable.

Entendía que el menor se preocupaba por su hermano mayor, pero no por eso estaba de acuerdo con la actitud que usaba para expresarlo.

Técnicamente no era su problema, pero un Bart de mal humor no era agradable de tener cerca.

Él no actuaba así cuando discutía con Milagro, pero es que eran circunstancias distintas. Si se comparaba con Bart y Wally, su vida había sido tan común e incluso aburrida. Su discusión más grande con su hermana ocurrió cuando ella comenzó a salir con un idiota mucho mayor que ella. Y aquello no duró mucho, pronto ellos terminaron y él no interfirió en lo absoluto. Llamar "discusión" a aquello era incluso exagerar; Milagro lo mandaba al diablo y ya estaba, ella sabía cuidarse sola.

Pero Bart y Wally, ellos discutían de verdad. Se habían gritado en videollamada, se habían dicho de todo, Bart prácticamente lo había desconocido como hermano antes de colgar. Tan solo, todo era un ambiente al que él no estaba acostumbrado.

Y claro, luego de semejante discusión, Bart tenía deseos de cortarle la cabeza al primero que le llevara la contraria.

El error de Jaime fue decir que Bart se arrepentiría de lo que había dicho.

El arrepentido esa noche fue él, que terminó durmiendo en el sillón.

"¡Estoy harto de que todos me digan que debo ser comprensivo con Wallace!"

Se lo había repetido tantas veces, que incluso Jaime se molestó consigo mismo por no haberlo recordado. Bart estaba harto de toda esa pantomima que sus padres habían armado, en la que todo debía estar bien alrededor de su primer hijo. Era incluso natural que a veces Bart terminara explotando, aún cuando ya estaba asistiendo a terapia. Toda una vida reprimiendo su enojo no había sido nada bueno.

Así que ahí estaba, fingiendo escuchar una explicación de su jefe, el Sr. Kord, sobre el nuevo proyecto en el que él colaboraría, dejando ver una cara que denotaba que hoy odiaba a todos.

—Jaime, ¿estás o no estás con nosotros? —lo llamó el hombre castaño, haciendo que Jaime por fin reaccionara. Trató de cambiar su semblante a uno más amable, pero simplemente logró verse cansado.

—Perdón, ¿qué?

—Eso responde mi pregunta. —El señor Kord no era alguien a quien le gustara que lo ignoraran de ese modo, pero sabía ser paciente con Jaime. —Tomemos un descanso, ¿de acuerdo? —se dirigió a todo el grupo antes de hacerles señas de que salieran. Agradecía que Jaime entendiera que él debía quedarse.

—Lo siento señor, no tuve una buena noche—explicó el menor, tratando de despejar su mente.

—Sí, se nota. Cualquiera pasaría mala noche si le toca dormir en el sillón.

Jaime odiaba que su jefe fuera tan directo con lo que pensaba.

—¿Qué?

—No dejas de sobarte el cuello y tienes una cara de muerte. O dormiste muy mal en tu cama o te mandaron al sillón. Tu cara me decía que fue más lo segundo.

Grandioso, ahora sus problemas personales estaban en boca de todos sus compañeros de trabajo.

—Eso... bueno...

—Escucha chico, ¿quieres un consejo?

—¿Qué?

—¡Toma las riendas de tu relación! No puedes dejar que te manden al sillón, es una cuestión de principios.

—¿...Qué?

—¡Sí! Tú-

Lo que parecía sería un discurso elocuente en donde el señor Kord sacaría sus propias frustraciones, fue interrumpido cuando recibió una llamada con tono especial. Todos en el trabajo sabían que ese era el tono para identificar al esposo de su jefe.

—Carajo—maldijo el castaño antes de darse la vuelta y responder.

Jaime debía darle crédito a quien fuera el esposo de Ted Kord, porque ese sujeto estaba loco y tenía un muy raro carácter. En definitiva, él no podría con eso. Visto así, Bart era todo un sueño.

Jaime prefirió olvidar los raros consejos de su jefe y salió de su taller para darle privacidad.

Curiosamente, su teléfono también se hizo notar con el tono especial de Bart de mensajes.

Ellos no habían hablado en la mañana, justamente por eso él estaba más molesto. Bart había salido de casa muy temprano sin siquiera despedirse o hablar sobre lo ocurrido.

Aún así Jaime revisó su teléfono, debía ser algo importante como para que le hablara cuando estaban peleados.

[Seguimos enojados?]

Ese mensaje lo hizo llevar su mano a su frente, no sabía si eso era una disculpa o una genuina confirmación.

[Supongo que sí]

Bart mandó entonces un emoji llorando, seguido de un par de manos juntando los dedos índices.

[Es que quiero contarte un chisme del que me acabo de enterar]

Si con los emojis había comenzado a sonreír, al leer lo último Jaime tuvo que contener la risa para no llamar la atención en el pasillo.

[Bueno, ya no estamos enojados, cuéntame]

Jaime pudo visualizar en su mente el rostro sonriente de su novio. A Bart tampoco le gustaba discutir con él, se lo había dicho muchas veces, cuando no estaba molesto claro.

Tan solo, era difícil dejar atrás los malos hábitos o lo que nos hacía daño. Pero Jaime sabía ser paciente, aún cuando eso lo frustrara o lo llevara a dormir alguna vez en el sillón. Debía ser fuerte y apoyar a su pareja, en eso consistía lograr una buena relación.

Flufftober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora