-¿En serio? Creí que era suficiente-señalé-. ¿La abro de nuevo?
-Atrévete.
-Salte del closet...
Me miró fulminante. Afortunadamente, alguien abrió la puerta antes de que pudiera decir algo.
-¿Alguien dijo closet?-Salió un chico de por lo menos 1,78 de altura, demasiado arreglado para mí gusto, pero lucía amable.
-Hola, Albert-Le saludó el grosero.
-¡Corazoncito de melón!-Para mi asombro, el chico abrazó al grosero. ¡Santo!
-Albert-dijo en tono de advertencia.
-Lo siento.-Se disculpó-. Es que me emocioné.
-Albert, ella es mi esposa Chloe.-Me presentó.
-Con que tú fuiste la que te robaste a mí corazoncito, ¿eh?-me dijo.
-Albert-alargó el grosero.
Yo estaba tratando de no reírme, podría asegurar que iba a sacar provecho de esta situación.
-Tranquila-susurró-. Te perdono porque eres linda.
-¿Será que podemos pasar, Albert?-dijo el grosero malhumorado.
Caramba, cuando no es una cosa, es otra.
Albert nos dejó entrar a su bella casa, que parece ser remodelada por él o ella, quién sabe.
Nota mental:
Preguntarle si es él o ella.
Pd: preguntarle si tiene helado.
El grosero le contó a Albert que por razones de seguridad, nos quedaríamos un tiempo en su casa, Albert, con demasiada alegría aceptó.
-¡No se preocupen!-dijo emocionado-. Yo les arreglo la habitación en donde van a dormir.
-Las-corregí.
-La.-Me retó el grosero.
-Las-volví a decir.
-¡Los!-dijo Albert. Los dos miramos hacia él con cara de póquer-. Lo siento. Es que quería entrar en el juego.
-No te preocupes.-Le sonreí.
-Bueno, quédense como en casa-dijo poniéndose de pie-. Voy a prepararles la habitación.
El grosero me hizo como una especie de: ¡Já!
¡Les aseguro que me vengaré!
Albert estaba preparándonos la habitación, nosotros estábamos calmados hablando en el sofá. Yo estaba demasiado cómoda con mi Maxi Miliano en mis piernas. Por suerte a Albert también le gustan los helados.
-Evans-le llamé.
-Dime.-Puso inmediatamente su mirada en mí, haciendo que me temblarán las piernas.
-Ropa.
-¿Ropa?-Preguntó confundido.
-Sí.-Rodé los ojos-. Necesito cambiarme de ropa. No duraré un buen tiempo aquí sin nada.
-Créeme que por mí sí.-Me miró pícaro.
-Estoy hablando en serio, joder.
-Yo también.-Intensificó la mirada.
Pero, ¿por qué le dan la belleza a los más idiotas?
-De acuerdo-accedió-. Ahora que venga Albert. Él nos puede ayudar a resolver ese no problema.
YOU ARE READING
GROSERO ©
RomanceEsto no es una historia normal. No hay tristeza, felicidad, risas, llantos como tal. Aquí hay más que esto. A veces la vida es tan seria que las personas están acostumbrado a ver, leer todo aquello que se asemeje a lo que está estipulado en el mun...
Capítulo 24
Start from the beginning