Capítulo 19: ¡A la porra la apuesta!

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Ezequiel miró expectante a Paulina, esperando recibir algún tipo de respuesta por su parte. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue la creencia de que la joven se llevaría las manos a la cabeza, aunque no de una forma literal, y le reprendería por su decisión. Sin embargo, no sabía cómo interpretar su reacción. La chica simplemente asintió manteniendo su rostro en una expresión neutra.

―¿No vas a decir nada?

―Es que me has dejado sin palabras ―comentó al fin.

―¿Para mal?

―¡Claro que no! ―exclamó ella―. Todo lo contrario, estoy feliz de la noticia.

―¿De... de verdad? ―El joven no podía creer lo que estaba escuchando―. ¿De verdad te parece bien?

―Es la mejor decisión que has podido tomar. ¡Está mal lo que hemos estado haciendo! Lo de las apuestas en sí es divertido, pero no jugar con los sentimientos de alguien. ¡Eso es terrible! Aún me arrepiento de haber aceptado en un principio. Nora no merece que le mintamos.

―Estoy totalmente de acuerdo. Es muy buena chica, pero, aunque no lo fuera, tampoco lo merecía. ¡No sabes el alivio que para mí es poder hablar de esto con alguien! No estaba siendo fácil, te lo juro... ―dijo Ezequiel comenzando a desmoronarse, pues alguna que otra lágrima empezaba a escapársele―. En estos meses he conocido a Nora más que en estos años, y cada vez que quedo con ella me siento mal, me siento sucio y rastrero. ¡Es mi amiga!

―Entonces habla con ella... Es mejor que dejarla en ridículo el día del baile ante todo el instituto.

―Voy a perder su amistad... ―dijo secándose las lágrimas, aunque estas seguían saliendo.

―Seguramente. No solo hemos jugado con ella, sino que odia todo lo de las apuestas. Probablemente pierdas su amistad, pero será más duro si esperas al final del trimestre...

Ezequiel asintió.

―Eso haré... En estos días se lo contaré todo. Y me da igual lo que digan los demás o que piensen que me he rajado... ¡A la porra la apuesta!

―¿Sabes? Ahora mismo me siento muy orgullosa de mi ex ficticio ―Paulina dijo con orgullo―. Demuestras que eres buen chico.

―Tú también eres buena persona ―dijo antes de fundirse en un abrazo con su compañera.

La conversación continúo un rato más, antes de que Paulina informase de que se marchaba a su casa. El joven decidió acompañarla.

―Ahora que Nora me va a odiar, me parece que las posibilidades con su hermana van a ser más remotas aún que antes ―dijo con las manos metidas en los bolsillos.

―Pero tampoco la conocías mucho ―expuso la otra a modo de consuelo.

―Ya, pero también se pierden las posibilidades de conocerla ―dijo encogiéndose de hombros―. Pero es normal que no quiera saber nada del chico que hizo daño a su hermana. ¡Da igual que Gema siempre haya estado loca por las apuestas! Una hermana es una hermana ―sentenció el chico.

―Claro. De eso ve olvidándote.

―Pero lo que realmente me va a fastidiar es perder la amistad de Nora ―dijo cuando llegaron a la puerta de Paulina―. Ojalá haber tenido esta buena relación con ella sin mediación de apuestas.

―Pues la verdad es que sí ―dijo antes de despedirse y entrar en su hogar.


Nora llevaba pensándolo desde el inicio de la contrapuesta, sin embargo, nunca había llegado a hacer nada, siempre lo había pospuesto. Así que se había topado con el comienzo del último trimestre mientras sentía el daño que podría estar causando a alguien que consideraba como amigo. Porque no se iba a engañar a sí misma, no podía ocultar o mentirse diciendo que seguía acercándose a Ezequiel por la contrapuesta. Le caía bien, siempre la había caído, pero desde que se había acercado más a él, le tenía mayor aprecio. Había tenido la oportunidad de conocerlo mejor, algo que agradecía. No quería esperar más, tampoco le diría a Paloma ni Elías: la primera estaba muy agobiada con el trimestre y el otro intentaría convencerla para continuar con el juego. Su amigo siempre había tenido un gran interés y no quería que acabase convenciéndola, porque ya lo tenía claro. Esa misma semana iba a hablar con él, le diría toda la verdad y se atendría a las consecuencias, como a perder un amigo al que apreciaba. Prefería eso a hacer más daño. Nunca le habían gustado las apuestas y ni siquiera iba a buscar otra contrapuesta: ya se encargaría alguien en un futuro en cambiar las cosas. Había llegado a pensar que era una cobarde, pero ya no lo veía así. Mejor ir con la verdad por delante.

Tenía claro también que no sería ese mismo día, iba a quedar a dar un paseo con él y se volvería a casa. Sería la siguiente vez, cuando estuviera totalmente mentalizada. Además, aprovecharía el día en el que regresase su hermana para así poder tener después la mente distraída. Era un plan que no podía fallar.

―¿En qué piensas? ―Preguntó Ezequiel mientras daban un paseo sin rumbo fijo.

―En nada importante ―mintió―. Bueno, en que el jueves viene por fin mi hermana después de varios meses y tengo ganas de verla ―aquello sí era cierto.

―Oh, Gema. ¿Y cómo le va?

―Muy bien, el primer cuatrimestre, como te dije, tuvo muy buenas notas, y por cómo le está yendo el segundo, creo que le iba a ir igual de bien ―explicó con orgullo.

―Me alegro mucho. Y en el amor, ¿cómo le va?

―Pues parece que ahí ya no le va como en los estudios. No me ha dicho nada, así que imagino que no está saliendo con nadie. Ese tipo de cosas siempre nos la hemos contado, así que aunque esté fuera me habría dicho algo.

―¿Te imaginas que te pase como a Paloma con su hermano? ―Bromeó el joven dándole suavemente con el codo.

―¡No digas eso! ―se echó a reír―. Me lo contaría, estoy segura.

―Quién sabe, lo mismo ha estado tantos meses sin venir por...

―Ya te digo yo que no.

Ezequiel sintió un alivio momentáneo cuando su futura ex amiga le confirmó la ausencia de pareja en Gema. Aunque también era consciente de que nunca tendría posibilidades con la hermana de Nora, quizás por eso, supuso, el alivio duró tan poco y no le dio mayor importancia. Si no estuviera a punto de perder a su amiga, seguiría imaginándose teniendo más posibilidades con la chica que le atraía, pero viendo su situación, ya ni siquiera le daba más vueltas al tema.

En la acera de enfrente, Nora vio como alguien les saludaba efusivamente con el brazo que tenía desocupado, ya que en el otro cargaba dos bolsas. Otro par las había dejado en el suelo.

―¡Mamá! ―Saludó la joven con menor efusividad pero sonriente.

Al lado de la mujer, se encontraba su padre, quien también cargaba varias bolsas. El matrimonio cruzó mientras Nora y Ezequiel esperaban.

―Hola, Ezequiel ―saludó la madre―. ¡Me alegro mucho de verte!

―Igualmente, me alegro de veros ―sonrió el chico.

―Últimamente quedas con nuestra hija bastante pero no te hemos visto por casa ―comentó la mujer con tranquilidad.

―Sí, Elías y Paloma están cada dos por tres allí, pero a ti no te vemos ―corroboró su marido.

―Sí, bueno... ―Ezequiel no sabía qué responder.

―Nosotros veníamos de comprar algunas cosillas que nuestra otra hija viene este jueves, ¿te apetece venirte a cenar ese día? ―Propuso su madre.

Aquella proposición alteraría los planes de Ezequiel y Nora, no era el momento más adecuado para cenar en la casa de la familia de la chica.

―Esto... ¿El jueves dices? ―El joven llevaba todo el rato con las manos en los bolsillos mientras intentaba ocultar sus nervios―. Bueno, supongo que sí, puede que me venga bien.

Había aceptado la propuesta porque no sabía cómo rechazarla al pillarle de improvisto. El chico había decidido confesarle la verdad el mismo jueves y de pronto sus planes se veían truncados. De camino a su casa, pensando en su aceptación, se negó a posponer para otro día el contarle la verdad a Nora. De todas formas, consideró, la chica no querría que cenase en casa una vez supiera la verdad, así que por el momento, no le diría que no tenía intenciones de acudir. 

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¡Hola, hola! Este jueves sí hay capítulo nuevo.

Vaya, vaya, Nora también se ha animado a decir la verdad...

¡Aunque les ha surgido un imprevisto!   *Se frota las manos*  ¡Esto se pone interesante!

Se aceptan teorías, espero con ganitas vuestros comentarios.

¡Nos leemos el martes que viene!

Un enredo de apuestasWhere stories live. Discover now