Capítulo 21: Recapitulando los hechos

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Petra y su marido terminaban de colocar los últimos detalles para la cena que daría lugar en poco tiempo. Los cubiertos se encontraban bien alineados, las copas brillaban a la luz de la lámpara del salón y las servilletas habían sido colocadas de forma estratégica para dar la bienvenida tanto a comensales de aquella apoteósica noche. La mujer miró el reloj de su muñeca en repetidas ocasiones mientras continuaba asegurándose de que no faltaba detalle alguno en aquel lugar.

Un coche recorría la carretera camino a la ciudad. En el asiento del copiloto una joven escribía un escueto mensaje instantáneo acompañado de algún que otro emoji sonriente:

"Ya mismo llegamos".


La mente de Nora intentaba procesar y asimilar lo que tenía ante sus ojos. Era demasiada información para unos escasos segundos. Por un momento había pensado que se trataba de una coincidencia, de dos personas que se habían encontrado de pronto, de una casualidad... Pero las casualidades no se miraban así a los ojos y mucho menos compartían ningún beso. De pronto le daba igual la cena, que su familia tuviera que esperar a que llegase o tardar un poco más en ver a su hermana. También se olvidó momentáneamente de lo que iba a hablar con el chico que tenía a su lado. No, lo que estaba viendo necesitaba su proceso de asimilación y este no podía ser interrumpido por ninguna otra variable distractora.

No era la única que intentaba comprender lo que allí estaba sucediendo. Ezequiel parpadeó varias veces: primero de forma rápida para después hacerlo lentamente. Ninguna manera hizo que la imagen que allí se efectuaba desapareciese. No había sido producto de su imaginación, ni mucho menos de la mala iluminación. Miró de reojo a su compañera para asegurarse de que no era el único que estaba viendo el panorama que sucedía abajo, a pocos metros de ellos. Por una vez se alegró de que aquel parque estuviera tan descuidado. ¿Cómo hubiera reaccionado si los allí presentes se hubieran percatado de que estaban siendo observados? Antes de que algo así ocurriera, tenía que comprender lo que sucedía, ninguna otra cosa más.

Una vez que Nora había descartado la posibilidad de un encuentro repentino, siguió haciendo cábalas en su mente pero se encontraba ante un puzle de millones de piezas revueltas de las cuales una buena parte habían sido extraídas para dificultar su construcción. Allí algo no cuadraba, ¿pero qué?

El chico de al lado se llevó las manos a la cara y suspiró entre ellas. Volvió a observar entre los arbustos, corroborando que no se habían dado cuenta de su presencia, siguiendo en su mundo de coqueteo sin disimulo. ¿Desde cuando estaban juntos? Como una bofetada de aire caliente, un montón de imágenes pasaron a cámara rápida por su mente, aunque estas parecían inconexas. Entonces vio algo en la chica que se encontraba allí abajo que hizo que estas pasaran lentamente y pudiera unirlas. No había reconstruido el rompecabezas, pero sí las piezas que creía que eran claves.

¿Por qué? ¿Cuándo, cómo? ¿Y desde cuándo? A Nora le faltaban muchas preguntas sin responder, y por mucho que pensase sentía que ella sola no podría hacerlo. Solo quienes se encontraban tirados en el césped podrían darle voz a sus cuestiones. Pero abrirse camino y preguntarles directamente no estaba en sus planes. ¡Demasiado descabellado! Además de considerarlo una falta de respeto por interrumpir de la nada a la que, sin confirmarlo, había optado por denominarla como pareja.

Las últimas navidades navegan por la mente de Ezequiel, dando algo de sentido a lo que ocurría. Además, teniendo en cuenta el silencio de la noche y el vacío del lugar, no era difícil extraer alguna que otra palabra de la pareja que se encontraba a escasos metros, lo que hizo corroborar más aún, si podía ser posible, su teoría cuando la chica habló:

―Me encanta el colgante que me regalaste... Casi siempre lo llevo conmigo ―le dijo al individuo que tenía a su lado antes de sumirse en una pequeña guerra de tiernos besos.

Nora se llevó las manos a la boca al escuchar aquellas palabras. No le gustaba espiar a la gente, pero no le importaba poder enterarse de algo más, por poco que fuera, al menos para intentar entenderlo todo antes de preguntar al día siguiente. Porque lo más adecuado sería hacer lo último: explicarle a cierta persona lo que había visto y fuese quien entonces le contase su verdad.

―Pronto haremos un año... ¡El tiempo pasa volando! ―dijo el chico estirazando sus brazos en el césped.

Ezequiel no pudo evitar abrir la boca ante el asombro de aquellas palabras: ¡llevaban como pareja ni más ni menos que un año! O al menos estaban a punto de llevarlo. ¿Cómo no se había enterado antes? Sintió, al menos por un momento, que una de las personas que se encontraban allí abajo no había confiado en él. Después de eso negó mentalmente y decidió que lo mejor era esperar a que la otra persona le contase. Fuese por el motivo que fuera, tendría sus razones, aunque eso no quitaba sentir una pequeña punzada en su interior.

Temerosa de que su familia le llamase cuando fuera a hablarle a Ezequiel de la contrapuesta, Nora había silenciado las llamadas de su móvil para no ser interrumpida, así que no se percató de que su madre había intentado localizado ante la tardanza para comenzar la cena. Su hija le había asegurado que llegarían un rato de la hora prevista, pero esta no se había percatado de que realmente ya llegaba tarde, pues no había mirado ni siquiera la hora.

El joven de al lado dejó de mirar tras los arbustos y la miró a ella para después observar la vegetación que tenía frente a él, sin volver a mirar tras ellos. Su compañera de clase, y seguramente futura ex-amiga, también hizo lo mismo.

―Elías y Melisa están... ―murmuró Nora hacia los arbustos, sin dirigirle la mirada a Ezequiel.

―Juntos ―concluyó el chico mirándola.

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¡Parapapam!

¡Sorpresa final! ¿Os esperabais este giro de los acontecimientos? 

¿Cómo os habéis quedado? ¡Quiero leer vuestras opiniones!

Quienes conozcáis otras obras mías, ya sabréis que no es de extrañar que suceda esto.

Ya se irán aclarando las dudas... ¡Y quizás surjan nuevas! Ahí lo dejo...

¡Nos leemos el martes que  viene! 

Un enredo de apuestasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ