Capítulo 14: Nuevo año

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Cuando las vacaciones de Navidad se presentaron, no había hace había producido ningún gran avance por parte de Ezequiel ni de Nora.

El chico se había limitado a enviarle un mensaje felicitándole las fiestas. Evitó ser simplemente cordial aunque también el exceso de amabilidad. Es más, lo había hecho lo más natural posible. Realmente quería hacerlo más allá de la apuesta. En aquellos breves meses la había conocido algo más que durante los años previos, donde simplemente se habían limitado a mantener una relación cordial de compañerismo, pero sin interesarse más allá por las vidas del contrario. Así que para finales de año, si hubiera tenido que hacer una lista, podría rellenar algún que otro folio sobre todo lo que había conocido de su compañera. Y aquello iba más allá de sus conversaciones, porque también estaba lo que iba descubriendo sin que ella le contase. Lejos de tratarse de algo favorable, le hacía sentir nuevamente que lo que estaba cometiendo era un error. Podría decirse que a esas aturas mantenían una relación de amistad, ¿y si tras el baile de fin de curso perdía esa relación? Desde luego aquella idea no le agradaba, le producía un rechazo total.

Aquello también le hacía plantearse otro asunto. ¿No era que quienes habían comenzado en el instituto querían aprender de la apuesta de ese año? ¿Qué ejemplo les estaría dando si para ello tenía que jugar con los sentimientos de otra persona? ¿Le creería Nora después cuando le aclarase que quería seguir manteniendo una relación con ella pero de amistad?

―Eo... ―sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Germán, quien pasó su mano repetidas veces por delante de su cara.

―¿Eh? ―Preguntó Ezequiel algo confuso.

―Te decía que qué te ocurre... Llevas un rato en la inopia, tío.

Ambos se encontraban en un banco, combatiendo el frío de aquel uno de enero que se metía hasta lo más hondo de sus huesos. Hacía tan solo una hora que habían comenzado el nuevo año y se encontraban esperando a su amiga, quien llegaba un cuarto de hora tarde.

―Nada, nada, cosas mías ―Ezequiel no quiso darle explicaciones―. ¿Sabes algo de Mel? ―Fue en cambio su respuesta.

―Que va, solo que a y media me dijo que llegaba tarde por si queríamos quedar después y no pasar frío esperándola.

Ezequiel asintió mientras veía a la gente pasar con bolsas cargadas de bebidas, preparándose para emborracharse o coger el punto antes de llenar los pubs y discotecas de la ciudad. La intención de su grupo, sin embargo, era dar una breve vuelta por el lugar donde la gente hacía botellón, y luego se irían directamente a la discoteca antes de que el resto de clientes llegasen a convertir a la gente de local en sardinas enlatadas dentro de una estrecha habitación cerrada cuyas paredes rápidamente se van estrechando. Porque aquella era la sensación que siempre les provocaba, y es que era sabido que en aquellas fechas, el límite de aforo se triplicaba.

No fue hasta que faltaba un cuarto de hora para que dieran las dos, que su amiga se presentó sigilosamente tras ellos produciéndoles un sobresalto sorprendiéndoles por detrás.

―¡Buh! ―Exclamó Melisa viendo como sus amigos daban un pequeño brinco en el banco―. ¡Feliz año nuevo! ―Esta vez se colocó delante de ellos y los saludó con un beso en la mejilla a cada uno.

―¡Mel! Me has asustado ―dijo Germán llevándose una mano al pecho.

―A este paso nos felicitas por el año que viene ―espetó Ezequiel poniéndose en pie.

―Lo siento, chicos ―la joven les hizo un puchero―. Es que me entretuve con mi primo... ¡Mirad el colgante y la pulsera que me ha regalado!

Sobre su cuello tenía un elegante colgante con un pequeño círculo de color verde rodeado de color plateado. La pulsera iba a juego con este.

―Está chulo ―afirmó Ezequiel―. ¿Regalo de Navidad atrasado o de Reyes adelantado?

―Creo que ambos ―respondió encogiéndose de hombros―. ¿Nos vamos?

―Sí, que se va a llenar la disco pronto. Por cierto, ¿por qué no ha venido también tu primo? Podías habérnoslo presentado.

―Qué va, tenía otros planes ―le respondió a Germán con un gesto de mano para quitarle importancia―. ¿Os habéis comido las uvas a tiempo?

No era el único grupo que se encontraba de fiesta. En el caso de Nora, había montado una pequeña celebración en su casa donde además de sus amigos más cercanos, habían acudido sus hermanos. No era ninguna novedad, ya que en los últimos años tenían esa tradición en Nochevieja. Era en Nochebuena cuando salían a algún pub a tomar algo y bailar. Aunque en aquella ocasión, el hermano de Paloma venía acompañado de su novia, algo que a todas luces no le agradaba a la joven.

―Podíamos haber cambiado la tradición por este año, o no aceptar parejas de hermanos ―bufó Paloma dándole un sorbo a su bebida, sentada en una silla.

La chica había optado por ondularse el pelo de nuevo y se había vestido para la ocasión.

―Pues si mi hermana se echase novio no me importaría que viniese ―respondió Elías antes de llevarse a la boca un ganchito.

―Estoy de acuerdo con él. Aunque en el caso de mi hermana, pinta que no tiene novio, me lo hubiera dicho ―respondió Nora.

―Pues pienso que este año nuestros hermanos podrían haberse ido con sus respectivos amigos ―las palabras de Paloma, en aquella ocasión, no destilaban enfado.

―Si queréis nos damos un paseo antes de que sea más tarde. Hace un rato cuando venía con mi hermano hemos visto mucha gente para allá y para acá pero no nos hemos entretenido más porque ya estabais aquí ―les comentó Elías―. Oye, ¿has felicitado el año a quien ya sabes? ―Preguntó mirando hacia Nora.

―Sí, hace media hora o cosa así, y estuve un ratillo hablando con él, bueno, por mensaje. Él y Germán estaban esperando a su amiga y se estaban aburriendo.

―Lo mismo cuando demos el paseo lo vemos.

―Que va, tío. Se iban a una fiesta, tenían entradas ―afirmó la chica―. Además, estas vacaciones no voy a llevar eso a cabo. Si le felicité fue modo compañera ―sonrió.

Cuando el grupo dio un paseo, sin intenciones de entrar en ningún local a tomar algo y bailar, se encontraron a Paulina con otras chicas, tanto del instituto como otras que no conocían, en la cola para entrar en un pub. Esta no les vio, así que optaron por no saludarla, ya que consideraban que no serviría de nada.

―¿Habéis visto? ¡No estaba con Ezequiel! ―Exclamó Elías cuando se hubieron alejado un poco.

―Oh, por favor, Elías, ni que tuvieran que ir incluso al baño juntos ―objetó Nora.

―Ya, ya, solo que me ha sorprendido, no digo que eso sea malo ni bueno, solo una curiosidad ―aclaró el joven.

―Exacto, no veo ningún problema ahí ―intervino Paloma.

Continuaron su paseo, incluyendo la zona de botellón, donde saludaron a algunos que otros conocidos, para después volver de nuevo a casa de Nora.

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¡Nuevo capítulo! Nuestros protas y allegados han entrado en un nuevo año.

Ezequiel se siente mal por mentir a Nora, aunque ambos se han escrito para felicitarse las fiestas más allá de la apuesta.

¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Cómo creéis que continuará el nuevo año para nuestros personajes? 

Puede que a veces parezca que la trama va lenta, pero... Eso es importante en esta historia.

¡Nos leemos en el siguiente capítulo! 

Un enredo de apuestasTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang