El tipo bajó el arma con cuidado, yo sé que cuando hacen eso es porque están tramando defenderse. Pero no lo voy a permitir.

Vi la cara del grosero y estaba sorprendido; habían tres hipótesis por lo cual él estaba de esa manera:

•Tenía un arma.
•Lo estaba rescatando.
•Vio mi rostro convertido en Megan Fox.

-¡Ve hacia la esquina!-Exclamé.

El tipo se puso lentamente donde le indiqué. Sé que tramaba algo, sin embargo, ya estaba avisada.

Rápidamente, sin dejar de mirar al tipo, comencé a soltar al grosero de la silla en donde estaba amarrado.

Le quite la cinta que estaba en su boca y se puso sensible.

-¡No seas brusca!-Exclamó.

-Cállate.-Aproveché la situación para mandar-. Te estoy rescatando, malagradecido.

-No, pues, gracias-dijo con cierto sarcasmo en su voz.

Y eso fue la suficiente distracción como para que el tipo me estuviese agarrando del cuello con su brazo y apuntándome con una navaja a mi amado cuello.

El grosero tomó el arma del tipo y apuntó hacia él.

Yo era Megan Fox, yo tenía que mantener la calma.

-Si das un paso más, le vuelo la cabeza-dijo el tipo amenazando.

¡Ay, no! Y justo hoy que había cambiado de tratamiento para el cabello.

-No te atreverías-dijo el grosero entre dientes.

-Pruébame.

Esperen, él tenía su brazo alrededor de mi cuello y el otro apuntando la navaja...

Severo estúpido.

Rápidamente, aprovechando su distracción, le di un pisotón seguido de un codazo, lo cual me dio tiempo para salir de su agarre y tomar el arma que había dejado caer.

Qué clases ni qué clases, libros, señores, ¡libros!

Ahora el grosero y yo estábamos apuntando al tipo.

¡Estoy viviendo la vida al extremo, perras!

-¿Qué hacemos?-Me preguntó.

-¿Cómo que "qué hacemos"?-Soné confundida-. ¡Amárralo, idiota!

Mientras yo apuntaba, el otro idiota amarraba al tipo en el mismo lugar donde él estaba sentado hace unos minutos. Para sorpresa mía, cuando vio que ya no podía defenderse, comenzó a golpearlo.

-¿Quién está detrás de todo esto?-decía dándole un puñetazo.

Realmente este niño es más furioso en ese estado que Chase. Qué miedo.

-¡Habla!-Exigía. Entonces con el arma le presionó fuertemente su parte baja.

Ay, eso debe doler.

-El-el amor-dijo con dificultad.

Ya me estaba empezando a preocupar, si el otro tipo venía, todo podía empeorar.

-Evans, basta-le dije-. Vámonos que aún falta el otro.

-Cállate-siseó.

Lo hubiese dejado aquí al no-agraciado ese.

-¿A qué te refieres con eso?-Le preguntó confundido.

-Tú debes saber, idiota.-Le escupió sangre.

GROSERO ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin