50. A través de la pantalla

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LENA

Comenzamos a recuperar la respiración poco a poco y le eché un vistazo al reloj que había en la mesita de noche. Mierda, llegábamos tardísimo.

Nos arreglamos rápidamente y cogimos el coche a toda velocidad hasta el restaurante donde habíamos quedado. Me pregunté si en todo lo que me quedaba de estancia en Italia, conseguiría tener un día de paz sin ir corriendo a los sitios, pero rápidamente descarté esa idea de mi cabeza, era imposible.

— Entramos en el restaurante y estaban Ethan, Thomas y África haciéndonos señas desde una mesa. Nos acercamos, saludamos y me senté a un lado de África, viendo como a su otro lado, quedaba vacía una silla.

— ¿Y Victoria? — pregunté curiosa.

— Ha ido al baño. — respondió África con una sonrisa.

Aproveche el momento, como los chicos estaban distraídos hablando y Victoria no estaba, era el momento perfecto para hablar con África.

— ¿Qué tal con Victoria? — pregunté provocando que Áfri suspirase sonriendo antes de contestar.

— Es increíble Lena. Me siento genial a su lado, me hace reír como nadie.— dijo con una sonrisa enorme. Me hacía infinitamente feliz ver así a mi amiga.

— Me alegro muchísimo por ti. — dije sonriendo mientras acariciaba su hombro.

— No te puedo negar que es raro. Nunca había estado con una chica, ni siquiera sé si estamos. Sé que hoy me voy y no sé cuándo volveré a verla, pero no estoy preocupada. Quiero disfrutar a su lado mientras pueda y el destino ya decidirá. — añadió justo antes de que la rubia llegase del baño y se sentase a su lado.

Pasamos un rato mirando la carta y después de decidirnos, disfrutamos de una agradable comida llena de anécdotas y recuerdos de los chicos. Me encantaba ver cómo habían vivido juntos tantísimas cosas, me recordaba muchísimo a mi grupo de amigos.

Hay situaciones y momentos que te unen a las personas, y eso nada ni nadie lo destruye.

Terminamos de comer y después de pedirnos un café para bajar la comida, nos dimos cuenta de que era bastante tarde. Era la hora de llevar a África al aeropuerto.

África se fue en el coche de Vic donde ya tenía las maletas y el resto fuimos en el coche de Damiano.

Como siempre, ya es costumbre en nosotros llegar un poco tarde a los sitios así que esta vez no iba a ser menos. Ayudamos a África con sus maletas y fuimos corriendo a la puerta de embarque a escasos minutos de que despegara el avión.

— Te voy a echar de menos Lenita. — dijo África dándome un abrazo.

— No seas boba, ni que me fuera a quedar aquí toda la vida.

En el instante en el que dije aquella frase, fui consciente de algo de lo que me había olvidado completamente. Damiano me pidió una semana, una semana a su lado. No quedaba mucho para que esa semana llegase a su fin, y todavía no habíamos hablado del tema.

— ¿No tienes billete de vuelta todavía verdad? — preguntó África.

— No. — contesté de forma seca con la mirada perdida. No sabía si quería volver cuando la semana llegase a su fin o no. Es cierto que echaba de menos a mis amigos y a mi familia, pero también quería seguir disfrutando de la experiencia.

Me lo estaba pasando genial y estaba experimentando situaciones nunca antes conocidas, pero sabía que tarde o temprano debía volver a mi vida. Aquella no era mi vida, se puede decir que era un capítulo de ella, pero por mucho que me gustase, aquel lugar no era mi hogar.

𝕀ℕ𝕋ℝ𝔼ℂℂ𝕀𝔸𝕋𝔼 •Damiano David•Where stories live. Discover now