Dio Brando

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AU: Neighborhood


Apenas se había cambiado de casa, pues el antiguo lugar que rentaba se había vuelto demasiado pequeño por la cantidad de cosas que había comenzado a guardar en su estudio. El nuevo lugar era mucho más espacioso y además estaba en un buen lugar de la ciudad, no conocía a sus vecinos aún pero parecía que todo estaría bien.

-¿Sí?

-Buenas, eres la nueva chica ¿no? Soy Doppio, vivo en el apartamento de enfrente, cualquier cosa que necesites pues puedes tocar mi puerta.- Le sonrió como si nada, tendiéndole una caja con lo que suponía eran galletas, pues el dulce aroma de estas innundaba todo el lugar.

-Oh, muchas gracias... Eres el primero que me visita, que amable de tu parte.

-Los demás deben estar ocupados, aunque son un poco... intimidantes, creo que son buenos.

-Habrá que ver ¿quieres pasar a tomar el té junto con estas galletas? Creo que es bueno hacer amigos por aquí. Ojalá sean todos como tu.

-Claro~.

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Pensar eso fue un error, un muy grave error.

Doppio era la única persona cuerda (aunque a veces lo dudaba) del lugar, sus demás vecinos eran por no decirlo, unos raros. Comenzaba con Kars, que vivía al lado de Doppio, un empresario algo extravagante que un día llegó con un montón de flores, pensó que era amable pero al parecer solo quería ganársela para sus travesuras y fiestas de los sábados. 

Diavolo era extraño, casi nunca se dejaba ver y las pocas veces que lo hacía entre semana, iba cubierto hasta los tobillos, lo cual era muy contradictorio pues los sábados que salía en camisetas muy reveladoras; igual, ese ultimo punto no era su problema, pero parecía llevar una doble vida.

Kira era otro raro, trabajaba todo el día y no hacía realmente nada malo, pero había algo en el que no podía dejar pasar, tal vez su extraña mirada cada vez que la veía, no sabía, pero algo olía raro ahí. Vivía al lado suyo, y cada vez y cuando podía escucharlo hacer ejercicio pues las paredes eran lo bastante finas como para dejar pasar aquel ruido.

Hablando de ruido, y extravaganza de una vez, no podía faltar Dio. Dio Brando, aparente empresario de las industrias Joestar, un caballero según muchos, pero no para ella. Desde que llegó la trató mal, confundiéndola con una persona que hacía los quehaceres además de ofrecerle sexo por unos cuantos billetes ¿quién se creía? Y no, eso no era lo único, el muy mal nacido llevaba una chica nueva todos las semanas, y eso no le molestaría si no diera un concierto de gemidos con cada una.

Era insoportable, y parece que le hacía la vida imposible solo a ella.

-Juro que lo mataré, Doppio.

-Eso es ilegal.

-Pero... agh.

-¿Haz intentado hablar con el?

-Una vez fui a decirle que le baje el tono, me ignoró.

-Pero... tal vez no retroceder, hacer que te escuche.

-¿Lo haz visto?

-¿Le tienes miedo?

-Siento que me va a devorar si doy un paso en falso.

-Entonces no dudes.

-Eres bueno dando consejos, Doppio.

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-Ah, eres tú.- Intentó cerrarle la puerta en la cara, pero la joven se puso en medio, entrando al departamento con el ceño fruncido-. Oh, la gatita sacó las garras.

-Me vas a escuchar, sí o sí.

-¿Dio? Vuelve a la cama.

-Oh mierda...- Tuvo que cubrirse los ojos al ver a una chica entrar con menos ropa de la que debería, soltando un suspiro-. Amiga, el problema no es contigo, lo siento.

-Largo de aquí.

-Te dije que no me ir-

-No es contigo, tú, fuera de aquí.- Le tiró su camisa a la pobre mujer, quien después de insultarlo un rato no tuvo más remedio que irse del lugar-. Ahora sí ¿qué deseas?

-¿No puedes tener siquiera un poco más de tacto?

-¿Por qué lo necesitaría? Es solo una prost-

-Sea lo que sea, merece respeto.- Se paró frente a el sin miedo, algo que llamó bastante la atención del rubio-. Y va para todos.

-Uhm, así que la gatita tiene colmillos también.

-Escucha, me harté, quise ser paciente, quise entenderte, pero no puedo seguir así. Trabajo de lunes a viernes y simplemente quiero descansar los fines de semana pero no puedo porque siempre tienes que traer a alguien y hacer el peor escándalo del mundo ¿entiendes? Solo te pido que bajes el tono, nada más.

-¿Te gustaría que fueras tú?.- Alzó una ceja, bastante divertido-. Es difícil llamar tu atención ¿lo sabes? 

-¿Qué?

-Debe ser una broma el que no te hayas dado cuenta, gatita.

-¿De qué hablas?.- Ni siquiera pudo preguntar más, pues el enorme cuerpo del rubio ya la tenía atrapada contra la pared.

Su cuerpo terminó cediendo ante él, siendo fácilmente manipulada por el mayor, quien no dudó ni un segundo en hacer con ella lo que quería. Muy en el fondo, ella también quería que siguiera, pues a pesar de la obvia tensión entre los dos, había algo en el rubio que le parecía atractivo.

Pronto los dos terminaron en la cama, sudando, jadeando, llenando la habitación de gemidos; bien, su plan de reclamar había fallado rotundamente pero tal vez no fue tan malo.

-No puedo creer que hice... esto.

-Y siéntete orgullosa, no me había divertido tanto desde hace taaanto tiempo~.

-Eres un imbécil.

-Era la única manera de llamar tu atención, querida.

-¿Ser alguien... normal y dulce no te vino a la cabeza?

-No.

-Eres un caso, Dio

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-¿Y? ¿Hablaste con él para que le bajara el tono?

-Algo así, Doppio... no fue lo que esperaba, pero supongo que funcionó.

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Algo corto, pero conciso. 

-See you next time~.


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⏰ Last updated: May 08 ⏰

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